No tomes una decisión a lo tonto ni con el estómago, piensa bien lo que harás, no vaya a ser que el costo sea muy caro…
Macraf
En un momento crucial para el futuro de nuestro país, la reciente participación de los candidatos presidenciales en la 87 Convención Bancaria dejó entrever los diferentes enfoques y propuestas para abordar los desafíos económicos que enfrentamos. Más allá de los discursos y promesas, es fundamental reflexionar sobre el impacto real que nuestras decisiones en las urnas tendrán en la economía nacional. Después de todo, debemos recordar, estimado lector, que nada está definido aún y que podemos cambiar el rumbo.
De los tres contendientes por la silla presidencial, la primera en intervenir fue Xóchitl Gálvez, candidata por la coalición Fuerza y Corazón por México. Inició su intervención dando total apoyo al Poder Judicial y mencionó que el gobierno de la 4T ha desencadenado «un vulgar asedio» contra este organismo, situación que es más que clara al escuchar el espectáculo cómico-musical de cada mañana. En cuanto a los temas económicos, expresó su preocupación por la situación financiera del país, criticó la gestión de los recursos en proyectos con sobrecostos, advirtió sobre los posibles impactos negativos sobre la inversión y el nearshoring si continúa un gobierno de la 4T, y presentó propuestas muy puntuales como: cuidado del estado de derecho, finanzas públicas sanas, retorno del ejército a los cuarteles, crecimiento económico y generación de empleos, infraestructura necesaria para el nearshoring y empleo bien remunerado, así como viviendas para jóvenes. Todas son buenas propuestas, sin duda, pero nada sencillas de lograr en el entorno que le tocaría enfrentar a la presidencia. Sin embargo, deja claro que el tema central está en la captación de nuevas inversiones, que son el punto de partida para un crecimiento económico. Habrá que ver, por supuesto, los detalles de dichas propuestas.
Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano, fue el segundo en aparecer y, pues, no hay mucho más que decir, aparte del hecho de que hizo acto de presencia y pidió un voto de confianza a los banqueros y a los asistentes. Sin embargo, no presentó propuestas concretas para abordar los retos económicos que enfrenta México en la actualidad. Por lo tanto, yo diría que pasó sin pena ni gloria, como en general la convención, que por cierto tuvo grandes ausentes: los CEO de los principales bancos del país. El motivo no está claro, pero mucho tiene que ver con la inseguridad de la zona y el pésimo estado en que está el puerto aún.
Sobre la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, ¿qué podemos decir? Se comprometió a mantener la disciplina fiscal y a reducir el déficit en 2025, sin hacer una reforma impositiva a menos que sea por consenso. Prometió mantener la austeridad republicana, preservar finanzas públicas estables, mantener un déficit bajo en la cuenta corriente, impulsar un mercado laboral robusto y elevar las reservas internacionales a cifras nunca vistas, así como mantener la autonomía del Banco de México. Todas estas promesas me generan una pregunta: ¿en qué mundo vive la candidata? La disciplina fiscal de la que tanto presume el actual gobierno y ella promete como continuidad es insostenible, ya que el alto nivel de gasto se ha financiado con recursos provenientes de diversas áreas, es decir, les quita a algunos y les da a otros. Esta situación ha dejado las finanzas públicas en un gran nivel de riesgo, sobre todo porque el gobierno, a diferencia de lo que dice comúnmente, ha preferido el endeudamiento sobre la recaudación. Y ojo, eso de subir las reservas no es asunto del gobierno, sino del banco central, y su autonomía es constitucional, es decir, no puedes prometer algo sobre lo que no puedes decidir, a menos que seas de Morena y tengas «otros datos», como es el caso.
Para cerrar el evento, no podía faltar la presencia del hijo predilecto de Macuspana, quien agradeció a los asistentes y destacó el récord de puestos de trabajo registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), así como el fortalecimiento del peso. Sin embargo, al igual que su corcholata, es importante señalar que estos logros no son exclusivos de su gobierno, sino que se han alcanzado a pesar de su administración.
En conclusión, el costo económico de no pensar detenidamente el voto es demasiado alto como para pasarlo por alto. Las propuestas de los candidatos presidenciales reflejan diferentes enfoques y visiones para el futuro económico de México. Sin embargo, es responsabilidad de los ciudadanos analizar críticamente estas propuestas y considerar su impacto real en la economía y el desarrollo del país. La pregunta que les dejo, estimados lectores, es: ¿qué prefieren? ¿Un futuro para ustedes y sus seres queridos, o continuar con la destrucción y la corrupción, o como lo dijo la candidata de oposición: «la jauría de la muerte, el dolor y el miedo»?
