21 de noviembre de 2024 4:45 am
OPINIÓN

Prioridades fuera de foco | Coyuntura económica y algo más

...el endeudamiento neto del gobierno se proyecta en 1.576 billones de pesos, un 17% menos que en 2024. Aunque a primera vista esto podría interpretarse como un logro, en realidad podría traducirse en un deterioro de los servicios públicos básicos...

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Un presupuesto con más huecos que baches: así se tapa la realidad…

Macraf

Como cada año, en esta época analizo el paquete económico para el próximo ejercicio fiscal. Esta labor, más allá de un ejercicio académico, revela las filias y fobias de quienes gobiernan. Los presupuestos no son solo documentos técnicos; reflejan las prioridades, compromisos y objetivos políticos de las administraciones en turno, así como los acuerdos con quienes respaldaron sus campañas. Esto aplica tanto al Ejecutivo como al Legislativo, que en teoría deberían integrar los intereses de la población que representan. Sin embargo, los presupuestos suelen ser también el espejo de las fobias del gobierno, donde los recursos se recortan o reasignan a rubros que poco o nada tienen que ver con el bienestar de quienes confiaron en ellos.

En los últimos años, y en particular durante el gobierno del tabasqueño, el presupuesto giró en torno a megaobras faraónicas y programas sociales que, lejos de ser sostenibles, se convirtieron en mecanismos de clientelismo electoral. Estas decisiones impactaron negativamente en sectores estratégicos como la salud y la seguridad, dejando un vacío difícil de llenar. Ahora, con el primer presupuesto de la pseudoemperatriz de México, es posible identificar un patrón similar, aunque con nuevas características.

Hacienda proyecta un crecimiento económico de entre 2% y 3% para 2025, un pronóstico que contrasta con las estimaciones del mercado, que lo sitúan más cerca del 1%. Por el lado del endeudamiento, se planea un déficit del 3.9% del PIB, una cifra aparentemente contenida, pero que deja muchas dudas sobre su implementación. Este nivel de déficit, si bien menor al de algunas economías avanzadas, no se traduce necesariamente en una estrategia que fomente el crecimiento sostenible ni el desarrollo.

En cuanto a los ingresos, se espera que el 66% del presupuesto provenga de la recaudación tributaria, con un crecimiento estimado del 3% respecto al año anterior. Sin embargo, esta proyección depende de un crecimiento económico que respalde tal incremento, algo que parece difícil de alcanzar considerando el débil desempeño de la economía en los últimos años. Del total, el 54% provendría del Impuesto sobre la Renta y el 28% del IVA, lo que refleja un esquema donde la carga sigue recayendo en los mismos contribuyentes.

Este diseño fiscal, además de ser inequitativo, perpetúa la informalidad y limita el potencial de recaudación. En lugar de ampliar la base de contribuyentes o fomentar la competitividad, el gobierno parece confiar en la suerte más que en políticas efectivas. Esto contrasta con las mejores prácticas internacionales, donde los sistemas fiscales no solo son más inclusivos, sino también promotores del desarrollo.

Por otro lado, el endeudamiento neto del gobierno se proyecta en 1.576 billones de pesos, un 17% menos que en 2024. Aunque a primera vista esto podría interpretarse como un logro, en realidad podría traducirse en un deterioro de los servicios públicos básicos, impactando directamente a la población más vulnerable. Sectores clave como la defensa nacional, la seguridad y la salud sufrirán recortes de hasta 44%, 36.2% y 34%, respectivamente. Estas decisiones parecen ignorar las principales preocupaciones de la ciudadanía, como la inseguridad y la salud, para privilegiar proyectos con escaso impacto real en el desarrollo económico del país.

Un ejemplo claro de estas prioridades mal enfocadas es el anunciado programa de bacheo a nivel nacional o los proyectos de vivienda social. Ambos carecen de estudios de viabilidad y podrían repetir errores del pasado, como la proliferación de viviendas abandonadas que distorsionan el mercado inmobiliario. ¿Qué sentido tiene pavimentar lo ya pavimentado cuando aún existen miles de comunidades sin acceso básico a infraestructura?

El bienestar y el desarrollo económico deberían ser las principales prioridades del presupuesto. Sin embargo, en esta administración, parecen haberse convertido en sus mayores fobias. Los ajustes presupuestales no solo reflejan una desconexión con la realidad, sino también una falta de visión para enfrentar los desafíos estructurales de la economía mexicana.

Finalmente, el análisis del presupuesto no puede limitarse a una revisión numérica. Este documento es una declaración de principios, una hoja de ruta que debería guiar al país hacia un futuro más próspero e incluyente. Sin embargo, lo que observamos es una continuidad de políticas que perpetúan desigualdades, limitan el crecimiento y sacrifican el desarrollo a largo plazo en favor de objetivos cortoplacistas.

Es imperativo replantear las prioridades y adoptar una visión que trascienda las filias y fobias del momento. México no puede permitirse más años de improvisación. De lo contrario, el costo no solo será económico, sino también social y político.

Así, así los tiempos estelares del segundo piso, de la transformación de cuarta.

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