El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció que su país no asistirá a la cumbre del G20 que se celebrará en Johannesburgo, Sudáfrica, a finales de noviembre. La decisión se basa en sus críticas hacia las políticas del gobierno sudafricano, que considera perjudiciales para los intereses estadounidenses. Rubio acusó a Sudáfrica de «hacer cosas muy malas», como la expropiación de propiedades privadas y el uso de la plataforma del G20 para promover temas como la diversidad, la igualdad y la sostenibilidad, que él rechaza.
La postura de Rubio se alinea con las recientes declaraciones del expresidente Donald Trump, quien también criticó fuertemente a Sudáfrica por sus políticas de confiscación de tierras. Trump anunció que suspendería «toda financiación futura» al país africano, acusándolo de cometer «violaciones masivas a los Derechos Humanos» al despojar a ciertos grupos de tierras. Estas críticas se dirigen principalmente a una ley de expropiación recientemente aprobada en Sudáfrica, que, según Trump, es una forma de «tratar muy mal a ciertas clases de personas».
Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, respondió a estas acusaciones, defendiendo la legitimidad del proceso de expropiación. Según Ramaphosa, esta ley no es un acto de confiscación, sino un proceso legal diseñado para garantizar el acceso equitativo a la tierra, en línea con los principios de la Constitución sudafricana. Además, afirmó que Sudáfrica es una democracia constitucional, comprometida con la justicia y la igualdad.
En respuesta, el gobierno sudafricano negó las acusaciones de violaciones de derechos humanos y expropiaciones arbitrarias. El ministro de Exteriores, Ronald Lamola, subrayó que Sudáfrica es un país soberano y democrático, que combate el racismo y el sexismo basándose en la Constitución y el Estado de derecho. Lamola también recalcó que las leyes de expropiación en Sudáfrica son similares a las que existen en otros países, incluidos Estados Unidos. La postura de Estados Unidos, liderada por Rubio y Trump, no solo rechaza la política interna de Sudáfrica, sino que también se opone a la agenda del país africano en el G20.