8 de febrero de 2025 12:45 am
OPINIÓN

El amor en los tiempos de la ansiedad

...existen varios adjetivos como relaciones tóxicas, disfuncionales, codependencia, etc., que describen por un lado, la incertidumbre con la que se viven las relaciones amorosas, y por el otro, los efectos...

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Conducidos por el estrés de la incertidumbre socioeconómica, la inseguridad, los desafíos políticos y culturales, así como las dificultades que la familias enfrentan para adaptarse a estos contextos, he notado un aumento de casos de ansiedad en México, que es actualmente un tema prioritario de salud mental. 

Muchos en algún momento hemos sentido cómo la ansiedad afecta no solo nuestra vida personal y laboral, sino también nuestras relaciones interpersonales, porque cuando una persona sufre ansiedad, la pareja o alguien más en la familia lo reciente. En mi consulta como terapeuta de parejas, veo el desgaste que la ansiedad crónica produce en las relaciones, porque no es solo sentirse auténticamente nerviosos o intranquilos por los temas que nos importan, sino que es un estado constante de preocupación, miedo o tensión que también puede manifestarse como insomnio, irritabilidad, necesidad de control o incluso problemas físicos como dolores de cabeza o gastritis.  La presencia persistente de estos síntomas disminuye la calidad de vida y merma la capacidad de amar al someter a las parejas a un estrés adicional en sus conflictos por resolver los problemas cotidianos y predisponerles a interacciones hostiles que erosionan la comunicación y confianza. Y si fuera poco, la ansiedad puede a su vez desencadenar o empeorar otros problemas psicológicos como depresión, ataques de pánico, fobias, abuso de medicamentos, alcohol y otras sustancias para mitigar los síntomas. Entonces, el amor de pareja deja de ser un refugio de conexión emocional y seguridad contra el malestar y la vulnerabilidad, y paradójicamente se vuelve en el ámbito de tensiones constantes y luchas de poder en las que muchos hombres ejercen maltrato y muchas mujeres quedan atrapadas en el ciclo de la violencia. 

Actualmente existen varios adjetivos como relaciones tóxicas, disfuncionales, codependencia, etc., que describen por un lado, la incertidumbre con la que se viven las relaciones amorosas, y por el otro, los efectos que la ansiedad genera: la desesperación de sentir soledad, la angustia ante la separación y miedo al abandono, la necesidad constante de validación, al igual que la necesidad de control sobre la pareja expresado en celos, pensamientos obsesivos y la incapacidad de disfrutar el presente sin temer al futuro. La indiferencia, la falta de empatía o el apoyo insuficiente de la pareja exacerba la ansiedad de quien la sufre, pero también puede ser una actitud defensiva por la sobrecarga emocional y el resentimiento que padece quien siente que tiene que ser el pilar para sacar adelante a la persona ansiosa. Especialmente en las parejas que idealizan el amor bajo la creencia de que el otro debe ser incondicional o debe cumplir mis expectativas, sin percatarse que esa dependencia puede volverse asfixiante. 

¿Qué podemos hacer por nuestras relaciones para enfrentar estos tiempos? Creo que es fundamental en el contexto  mexicano  presente, respaldar los programas sociales que reduzcan la pobreza y promuevan el empleo, que combatan la inseguridad y la impunidad, que fortalezcan el bienestar comunitario y de las familias, tal como a las instituciones de asistencia y las clínicas de salud en servicios para la prevención y atención de la ansiedad. En el ámbito doméstico, formemos redes de apoyo con amigos y familiares; busquemos terapia individual, de pareja o familiar; fomentemos las actividades que reduzcan el estrés, como las artes, el ejercicio, la meditación y la vida espiritual.

Por lo anterior concluyamos que el amor, la ansiedad y la salud no son asuntos individuales, sino relacionales. Lo que afecta a uno afecta al otro porque somos seres sociales y emocionales, y tanto las conductas se imitan como las emociones se contagian. Entonces, además de asumir responsabilidad sobre mi cuidado personal y el de mi salud mental, me conviene trabajar en equipo con mi pareja para encontrar soluciones, desarrollar mi capacidad de reciprocidad y mi respuesta afectiva con ella. Una relación sana no significa ausencia de problemas, sino la capacidad de enfrentarlos juntos sin perder la empatía y el respeto. Así que la comunicación asertiva y compasiva es clave: dialogar abiertamente sobre las preocupaciones sin miedo a ser juzgado fortalece el amor y reduce la ansiedad.

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