A partir del 3 de abril, cualquier automóvil vendido en Estados Unidos podría volverse más caro si no tiene suficiente contenido estadounidense. No basta con ensamblarlo en Michigan, Alabama o Texas: si su motor proviene de México, su transmisión de Japón o sus baterías de China, el vehículo pagará un arancel del 25% sobre las partes extranjeras.
El problema es que no existe un auto 100% hecho en EE.UU..
Ni siquiera la Ford F-150, la camioneta más vendida y símbolo de la industria estadounidense, cumple con este ideal. Apenas el 45% de sus componentes son de EE.UU. o Canadá, y su motor puede venir de México o de EE.UU., según datos oficiales.
Paradójicamente, el modelo más cercano al ideal proteccionista de Trump no es un Ford, Chevrolet o Tesla, sino un Kia EV6. Este auto eléctrico surcoreano se ensambla en Georgia con un 80% de contenido estadounidense y solo un 15% de piezas de Corea. Su motor y transmisión se fabrican en EE.UU. Pero esta es la excepción, no la norma.
Por otro lado, el Mercedes-Benz GLE, ensamblado en Alabama, tiene solo un 10% de contenido estadounidense. Su motor, transmisión y 25% de los componentes provienen de Alemania, lo que lo hace más alemán que estadounidense en términos de manufactura.
Este patrón se repite con marcas como BMW, Audi, Lexus o Génesis, cuyos modelos fabricados en EE.UU. contienen una gran cantidad de piezas importadas.
El impacto de los aranceles en los precios
La nueva política de aranceles no solo afectará a los vehículos ensamblados en EE.UU. con partes extranjeras, sino también a los importados de México y Canadá. Modelos como el Mustang Mach-E, fabricado en México con 80% de contenido mexicano, también serán golpeados por los impuestos.
Según Cox Automotive, los aranceles añadirán 3,000 dólares al costo de un vehículo fabricado en EE.UU. y 6,000 dólares a los importados de México o Canadá.
Algunas marcas de lujo, como Bentley o Ferrari, han dicho que absorberán parte del costo en ciertos modelos. Sin embargo, para las automotrices que venden en el segmento masivo, cuyos márgenes de ganancia rondan el 6% al 8%, esta opción no es viable.
¿Se fabricarán más autos en EE.UU.?
Trump asegura que estos aranceles obligarán a las automotrices a fabricar más vehículos en EE.UU. Pero el problema es el costo laboral:
- Un trabajador en una planta de Michigan gana entre 15 y 30 dólares por hora.
- En México, su equivalente recibe entre 3 y 4 dólares por hora.
Esto significa que, aunque las empresas intenten trasladar más producción a EE.UU., el precio de los autos aumentará de cualquier manera.
Menos ventas, menos autos accesibles
S&P Global Mobility estima que los aranceles reducirán las ventas anuales de autos en EE.UU. de 16 millones en 2024 a entre 14.5 y 15 millones en los próximos años.
Durante la pandemia, la escasez de autos elevó los precios, dejando al 10% de los consumidores fuera del mercado. Estos nuevos costos podrían excluir aún más compradores y afectar la rentabilidad de la industria.
Mientras en Washington se habla de nacionalismo industrial, en las líneas de ensamblaje la realidad es otra: el auto 100% estadounidense sigue siendo un espejismo.