Leo Beenhakker, uno de los técnicos más exitosos y reconocidos en la historia del fútbol, dejó una marca profunda en el Club América, llevándolos a la cima del fútbol mexicano a finales de los noventa. A pesar de su éxito, su despido en dos ocasiones sigue siendo un misterio para muchos aficionados. En su primera etapa, Beenhakker asumió el cargo en 1994, logrando una destacada campaña con 18 victorias, 9 empates y solo 4 derrotas. Sin embargo, en abril de 1995, el club anunció su salida sin explicar las razones.
Años después, el propio Beenhakker reveló que su despido estuvo relacionado con conflictos con el entonces presidente del club, Emilio Diez Barroso. Según el entrenador, este no quería que alineara a Joaquín del Olmo debido a presuntos problemas económicos. El técnico neerlandés regresó al América en 2003, pero nuevamente su paso por el club terminó abruptamente en 2004. Aunque no se dieron detalles claros, se especuló que las actitudes de algunos jugadores, incluido Cuauhtémoc Blanco, podrían haber influido en su salida.
El enigma sobre los motivos de su despido persiste, pero lo que está claro es que Beenhakker dejó un legado imborrable en el América, demostrando que su estilo europeo era capaz de conquistar el fútbol mexicano.