OPINIÓN

Incompleto y sin resultados | Análisis Dual

Son miles las familias mexicanas que viven de vender estos productos dentro y fuera de las escuelas, familias que ahora ya no tendrán trabajo; aunado a ello, la disminución en las ventas...

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México es el país número uno en el mundo en obesidad infantil, ese ha sido el argumento central del gobierno federal para prohibir la, mal llamada, comida chatarra dentro de las escuelas. ¿Somos realmente el país con mayor número de niños con obesidad? Sí, ¿es algo sumamente alarmante? Sí, ¿es urgente hacer algo para remediar esta realidad y garantizar el derecho a la salud de las y los menores? Definitivamente sí. Ojalá la solución a los problemas fuera tan evidente como la respuesta a estas preguntas; desafortunadamente no lo es hoy, ni lo será nunca.

Los problemas tan complejos como este, requieren de soluciones integrales y completas; sin embargo, en demasiadas ocasiones, los gobiernos optan por darle soluciones simples a problemas complejos.

Este tipo de política pública es el ejemplo perfecto de porqué este espacio de reflexión fue creado. Es precisamente para resolver realidades tan importantes y que requieren de acciones urgentes que no debemos dejar de insistir en la necesidad de políticas públicas integrales. Quizás pareceré disco rayado; sin embargo, parece que tenemos que recordarle a diario al gobierno que toda política pública tiene más de una cara y múltiples impactos.

¿La prohibición de este tipo de alimentos dentro de las escuelas va a solucionar el problema? No. Y no solo no va a solucionar el problema, sino que se va a convertir en un problema de un mayor espectro.

Son miles las familias mexicanas que viven de vender estos productos dentro y fuera de las escuelas, familias que ahora ya no tendrán trabajo; aunado a ello, la disminución en las ventas puede perjudicar de manera considerable los ingresos de las empresas de la industria. A este último punto, muchos podrán pensar que estas empresas son tan grandes y generan tanto dinero que se podrán acoplar; y sí, en la mayoría de casos se pueden hacer ajustes, solo que hay que recordar que cuando los ingresos bajan, hay que bajar los costos y bajar los costos normalmente implica pagar menos sueldos, en otras palabras, despedir gente.

A esto hay que agregar que el permitir que un gobierno sea prohibicionista es algo sumamente delicado y muy poco recomendable ya que la línea de poder tiende a ser borrosa.

Ahora bien, una vez dicho que lo que pretende ser una medida de salud va a afectar económica y socialmente a miles de familias y al país en sí mismo, debemos resaltar que tampoco es una medida de salud efectiva.

Las y los niños seguirán comiendo este tipo de alimentos en sus casas y en la calle, no solo porque son atractivos sino también porque este tipo de alimentos tienden a ser más baratos que otros más saludables. Una parte importante del problema de obesidad infantil es que las familias mexicanas no tienen los ingresos suficientes para brindarle a sus hijos e hijas una alimentación sana y balanceada.

¿Cómo funcionaría una medida integral entonces? En lugar de satanizar los alimentos y a las industrias como esta, que generan miles de empleos en nuestro país, deberíamos diseñar un esquema educativo que enseñe a las y los menores, así como a los padres y madres de familia a tener una vida saludable y una alimentación balanceada. Por otra parte, las escuelas deberían brindar desayunos y comidas a los menores; esto no solo sería una medida para garantizar el derecho a una alimentación saludable, sino que al mismo tiempo sería una medida para disminuir la pobreza en nuestro país, ya que las familias tendrían que gastar menos en la alimentación, de manera tal que tendrían más ingresos para cubrir otras necesidades. Por último, esta medida no sería tan agresiva con la industria y también podría beneficiar a los comercios locales a través, por ejemplo, de la creación de un programa que contrate a éstos para brindar los alimentos.

Si bien esta puede no ser la respuesta ya que la ejecución y análisis de las políticas juegan un papel clave, además de que no existe una respuesta única. Lo que busco retratar es cómo debemos exigir políticas públicas que hagan sentido y que realmente cubran todos los ángulos del problema.

Una vez más, los actos de gobierno y las políticas siempre tienen dos caras de la moneda y un impacto más profundo de lo que parece. Te invito a que juntos continuemos este análisis dual.

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