
Jorge Molina Larrondo
Consultor en políticas públicas y comercio internacional, con más de 25 años de experiencia y participación en negociaciones comerciales.
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Luego de la decisión unilateral de los Estados Unidos del pasado lunes de abandonar el Acuerdo de Suspensión de 2019, lo que puede llevar a la aplicación de una cuota compensatoria del 20.91% sobre las importaciones mexicanas de jitomates, es necesario preguntarse cuál pudiera ser el siguiente objetivo de la presión del gobierno de Donald Trump sobre México. El país es el principal proveedor de la Unión Americana, lo que se tradujo en un superávit comercial de 171,809 millones de dólares en 2024 y de 28,634 millones de dólares durante los primeros dos meses de este año, lo que a su vez Trump lo ha manejado como resultado del maltrato a las empresas de su país por parte de las autoridades mexicanas, por lo que podemos esperar nuevos elementos de presión de cara hacia la renegociación del TMEC.
El anuncio del Departamento de Comercio sentó un precedente muy preocupante porque no cita alguna evidencia en contra de las exportaciones mexicanas en las investigaciones que se realizaron en el 2022 y 2023 a petición del Florida Tomato Exchange, un grupo de productores y empacadores de California, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Florida, Georgia, Nueva Jersey, Tennessee y Virginia. El comunicado de prensa sólo indica que la suspensión del acuerdo era consecuencia de cientos de comentarios de productores estadounidenses y abre la puerta a que se tomen medidas similares respecto a otros productos mexicanos que tienen una amplia participación de mercado en Estados Unidos, como el mango o el limón.
Uno de los productos que el gobierno de Estados Unidos pudiera utilizar es el aguacate. En febrero del año pasado, un grupo de senadores envió una carta a la Representante Comercial Katherine Tai, y a los secretarios de Estado y Agricultura, Anthony Blinken y Thomas Vilsack, respectivamente, solicitando su intervención por el peligro que consideraban que representan las exportaciones mexicanas de aguacate al utilizar una cantidad de agua no sustentable y promover la deforestación.
Los senadores señalaron que varios líderes de las comunidades indígenas de Michoacán y Jalisco, los principales estados exportadores de aguacate, habían sido asesinados, lastimados o amenazados por defender sus tierras ante quienes controlan la producción de aguacate en esos estados, sin que las autoridades hubieran intervenido. La carta tuvo eco con el embajador Ken Salazar, que declaró unos días después que las exportaciones de aguacate que promovieran la deforestación se deberían rechazar, lo que llevó a que el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla (Morena) emitiera leyes para tratar de frenar estos daños.
El grupo de senadores, encabezado por Peter Welch (demócrata de Vermont), miembro tanto del comité de Agricultura como del de Finanzas – responsable en el senado del TMEC – pidió al secretario Vilsack incluir en los requisitos para lograr la certificación de exportación, que los productores demuestren que el cultivo del aguacate no está generando la deforestación, de manera similar a lo que la Unión Europea requiere de los productores africanos que le surten de cacao, y que están haciendo un uso más racional del agua.
El tema volvió a surgir cuando dos inspectores del Departamento de Agricultura de Estados Unidos fueron atacados en junio, lo que detuvo por un par de semanas las exportaciones de mango y aguacate a la Unión Americana. En septiembre, el embajador Salazar declaró que los esfuerzos del gobernador Ramírez Bedolla estaban dando resultados y destacó la cooperación de las autoridades michoacanas para mantener el control sobre las exportaciones de frutas y verduras.
Los casos del jitomate y del aguacate son similares en tanto que ambos tienen la mayor participación de mercado en Estados Unidos, misma que ha ido creciendo año con año desde hace más de dos décadas, en base a su sabor, textura y calidad. En ninguno de los dos casos, su precio ha sido obstáculo para su crecimiento y el control de calidad se ha mantenido, de modo que no se han reportado casos de producto infectado por plagas o cultivado con fertilizantes prohibidos. Por su parte, los productores de tomate, de otras hortalizas y el gobierno de Sheinbaum debieran tomar nota de la labor realizada desde hace más de una década por la Asociación Mexicana de Importadores de Aguacate Hass y la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México, creadores de la marca “Avocados From Mexico”, que representa y promociona los aguacates mexicanos en Estados Unidos y otros países.