En la industria farmacéutica, la refrigeración precisa y sostenible se ha vuelto una misión crítica. Unos pocos grados de diferencia pueden comprometer la estabilidad de medicamentos y vacunas, lo que subraya la necesidad de soluciones avanzadas que no solo preserven la vida útil de los productos, sino que también minimicen el impacto ambiental.
Empresas como HiReF, liderada por Alejandra Castellanos en México y América Latina, están impulsando tecnologías de precisión para entornos farmacéuticos y hospitalarios. Sus sistemas no solo controlan temperatura y humedad con exactitud, sino que también se diseñan para autogenerar energía, usar refrigerantes ecológicos y reducir el consumo de agua.
La pandemia de Covid-19 aceleró la adopción de estas tecnologías en México. El aumento de datos y la necesidad de enfriar chips de alto rendimiento en centros de datos, que a menudo manejan información médica, han hecho que soluciones como la refrigeración líquida directa y los sistemas de free cooling sean imperativos ecológicos. La sostenibilidad ya no es opcional, sino una condición para operar.
El principal reto para la adopción masiva de estas tecnologías en América Latina es la falta de conocimiento. Es fundamental un esfuerzo conjunto de capacitación, regulación y liderazgo para avanzar hacia un modelo «Net Zero» en la industria. El futuro farmacéutico dependerá de infraestructuras que puedan sostener condiciones críticas sin comprometer el planeta, haciendo de la refrigeración una pieza central en la agenda ambiental y tecnológica.