Para contrarrestar que cerca del 50 % de la carne de cerdo consumida en México proviene del exterior, el Instituto Mexicano de la Porcicultura (IMP) ha iniciado la campaña «El cerdo cae bien». El objetivo es incrementar más del 3 % el consumo per cápita anual y, al mismo tiempo, apuntalar la producción local, que actualmente alcanza unas 151 000 toneladas mensuales.
La campaña hace hincapié en que México ocupa el octavo lugar mundial en producción porcícola y el séptimo como exportador, lo que contrasta con su condición de segundo mayor importador de carne de cerdo a nivel global. A nivel doméstico, el promedio de consumo es de 22.25 kilogramos por persona al año, lo que ubica a la carne de cerdo como la segunda proteína más consumida, después del pollo.
Desde una perspectiva crítica, la estrategia plantea ciertos retos clave: aunque promover el consumo puede aliviar parcialmente la dependencia de importaciones, ello no garantiza por sí solo que la estructura productiva mejore, ni que los precios al consumidor se moderen. Asimismo, el crecimiento del consumo interno podría aumentar la presión sobre recursos como agua, alimento para los animales y sistemas de gestión ambiental, sin que haya claras garantías de que se fortalezcan las medidas de sostenibilidad. Además, aumentar la demanda interna sin reforzar la competitividad nacional frente al mercado internacional podría dejar a los productores domésticos en desventaja frente a importaciones más baratas o de mayor escala.






