En el marco de Saniss 2025, Laura Flores de iProspect y Erika López de Dentsu ofrecieron una visión prospectiva sobre la convergencia entre tecnología, salud y marketing para el año 2035. Su presentación destacó la necesidad imperante de que las marcas dejen de ser meramente reactivas para adoptar un enfoque anticipatorio, previendo activamente las necesidades del consumidor, especialmente en lo que respecta a su bienestar y salud. Este cambio de paradigma implica una profunda transformación en la relación entre las marcas y sus audiencias, donde la proactividad será clave.
La inteligencia artificial (IA) jugará un papel central en esta evolución, permitiendo a los usuarios delegar tareas cotidianas, desde compras hasta gestiones médicas, a sistemas automatizados. Esta «delegación digital» liberará tiempo y allanará el camino para una era de servicios hiperpersonalizados, facilitados por interacciones máquina a máquina (M2M) donde las IAs negociarán en nombre del consumidor sin intervención humana directa. Paralelamente, la experiencia digital se volverá más integrada y menos invasiva, con dispositivos como el Galaxy Ring y aplicaciones que monitorearán la salud, emociones y hábitos para fomentar la longevidad y la prevención de enfermedades.
El consumidor del futuro será descrito como «excéntrico»: altamente emocional, tecnológicamente savvy y sumamente exigente. Las marcas ya no podrán simplemente poner al consumidor en el centro, sino que deberán adaptarse a sus estados emocionales, sus filtros digitales y sus expectativas únicas. Además, el cambio climático se perfila como un factor disruptivo que obligará a marcas e instituciones a rediseñar sus estrategias ante fenómenos como olas de calor, cambios en los patrones de turismo y modificaciones en los hábitos diarios de consumo y bienestar.
Un aspecto crucial en esta nueva era será la privacidad de los datos. Ocho de cada diez consumidores ya consideran sus datos personales como propiedad intelectual y exigen un uso ético de los mismos, aunque al mismo tiempo valoran las experiencias personalizadas, especialmente en el sector salud, donde muestran mayor disposición a compartir información con profesionales y farmacéuticas. Las marcas que logren anticipar las necesidades del consumidor antes de que este las verbalice tendrán una ventaja competitiva, sorprendiendo con soluciones útiles y oportunas, integradas de forma natural en la vida cotidiana. A pesar del auge de la IA, la humanidad seguirá siendo fundamental, con un 71% de los consumidores globales esperando que las marcas mantengan un tono empático y auténtico en todas sus interacciones, incluso en las automatizadas. El rol del director de marketing (CMO) evolucionará para convertirse en el puente entre el negocio y el consumidor, gestionando tecnologías con una visión humanista y comprendiendo las señales más sutiles del mercado.