7 de julio de 2025 11:44 pm
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OPINIÓN

Las nuevas candidaturas y la decadencia política…

El patrón que estamos presenciando es un modelo o fórmula política con altos niveles de eficacia, mas no de eficiencia...

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(Audio por: Verónica Michelle Becerril Zamora)

Por María del Carmen Ojeda Portilla

En las últimas semanas se han destapado algunos precandidatos a gubernaturas y/o diputaciones federales por parte de los principales partidos políticos que participarán en la contienda electoral del próximo junio y, sin temor a equivocarme, no es una coincidencia.

A lo largo de los años y la historia política de nuestro país se ha incrementado la tendencia a colocar figuras públicas relacionadas con la música y la actuación en puestos políticos. Actualmente hay seis diputados con antecedentes artísticos en la Cámara de Diputados (Sergio Mayer, Erick Morales, Geraldine Ponce, Ernesto D´Alessio, Lilly Téllez y Susana Harp), además, las fórmulas locales como la de Cuauhtémoc Blanco y Manuel Negrete han sido también eficaces y exitosas.

En este momento, con miras a las elecciones intermedias de este año, se han destapado más de quince precandidatos a diputaciones, gubernaturas y alcaldías provenientes del medio artístico; exluchadores, reinas de belleza, cantantes, actores y actrices. Más allá de otorgar un juicio de valor a cada candidato, lo importante es analizar la fórmula política ganadora.

El patrón que estamos presenciando es un modelo o fórmula política con altos niveles de eficacia, mas no de eficiencia. En general, no es el artista el que se acerca a participar activamente en la vida política, sino que es el partido quien se acerca a ofrecer candidaturas con un fin muy claro: publicidad al partido y, en muchos casos, ganar la candidatura y obtener escaños en el Congreso.

Yo condeno completamente esta tendencia y a quien sí pongo en tela de juicio es a los partidos políticos, a las cabezas del sector político del país. La integración de cuadros y la formación política han sido relegadas; el proceso político lleva muchos años sin ser orgánico, es una lucha arrasadora por conseguir voz en los grandes foros públicos a través de instrumentos publicitarios que, al final de los días, van a poner en práctica la voz de alguien más (en el mejor de los casos) o llegarán sin una agenda política congruente, necesaria y estudiada. México es un país que se presta para esta fórmula por una sola razón: el ciudadano permisivo. Hemos sido nosotros los que hemos permitido esta transición, los que hemos permitido que no se rindan cuentas, los que hemos permitido que venda más un espectáculo que una agenda para paliar de fondo los verdaderos problemas que atormentan nuestra sociedad. El que poco a poco los políticos mejor preparados migren al sector privado y se abran espacios a personas sin ningún tipo de preparación para, literalmente, manejar a un país es un signo de decadencia de la clase política y toda decadencia tiene un final. Estoy expectante de lo que nos espera.


Síguela en Twitter: @marycarmenojed

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