7 de julio de 2025 9:29 am
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OPINIÓN

#AMuchoOrgullo

A pesar de que es irrefutable el hecho de que muy probablemente te topes con personas o expresiones de la comunidad LGBT+ en tu vida diaria, a la fecha siguen habiendo grupos que buscan invisibilizar su existencia, y que —en pleno siglo XXI— argumentan erróneamente que la no heterosexualidad es…

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Rodrigo Saval Pasquel

En México, la primera vez que un contingente LGBT+ marchó identificándose como integrantes de la comunidad fue el 26 de junio de 1978 durante una marcha que conmemoraba el aniversario de la Revolución Cubana. Un año después, se organizó la primera marcha del orgullo Homosexual en la Ciudad de México. A más de 4 décadas de lucha ¿por qué sigue siendo necesario que la comunidad se haga visible mediante el “orgullo”?

Según la ENDISEG 2021 del INEGI, en nuestro país 1 de cada 20 personas de 15 años o más se identifica como población LGBT+. Por lo mismo, lo más probable es que todas las personas en México conozcan a alguna persona que no es cisgénero —es decir, una persona que se identifica con su sexo biológico, y cuya orientación sexual es heteronormada— y que incluso esta persona o personas formen parte de su círculo cercano.

A pesar de que es irrefutable el hecho de que muy probablemente te topes con personas o expresiones de la comunidad LGBT+ en tu vida diaria, a la fecha siguen habiendo grupos que buscan invisibilizar su existencia, y que —en pleno siglo XXI— argumentan erróneamente que la no heterosexualidad es sinónimo de una condición “anormal”, e incluso una enfermedad —a pesar de que la OMS eliminó a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales desde 1990—.

En el caso de la Ciudad de México, no fue sino hasta 2021 que el Congreso local prohibiera las llamadas terapias de conversión o ECOSIG —Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género—. Y aunque suene absurdo, algunas diputadas y diputados del PAN, de Morena y del PES votaron en contra de ilegalizarlas. Entre ellas las actuales diputadas locales por Miguel Hidalgo, América Rangel y Gabriela Salido.

Para quien no las conocía, en estas mal llamadas “terapias”, se cometieron incontables violaciones graves a derechos humanos en forma de torturas físicas, psicológicas, emocionales y morales, y en ciertos casos, incluso torturas sexuales en las que se forzó a personas a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad, bajo el argumento de que su condición podía ser “corregida”. Por lo mismo no cuesta mucho entender que al día de hoy una de las consignas más utilizadas por la comunidad es “nada que curar”.

Tomando en cuenta que a pesar de que existen importantes victorias legales que protegen los derechos de las personas, socialmente persisten actitudes LGTBIfóbicas violentas. Un ejemplo medible de estas actitudes es observable a través de ciertos datos, como por ejemplo, el hecho de que según la COPRED, el promedio de vida de una persona trans es de 35 a 37 años, cuando el INEGI informa que el promedio de vida en México es de 75 años.

Es por todo esto y más que la palabra “orgullo” no solamente es importante, sino que también es necesaria, puesto que resulta ser un antónimo a la “vergüenza” que ciertos grupos buscan imprimir en una comunidad por prejuicios sociales, religiosos o culturales. El etiquetar fechas y actividades de la comunidad LGBT+ como fiestas del “orgullo” ayuda a recordarle a este grupo de personas que históricamente ha sido violentado, asesinado y censurado, que deben de sentirse orgullosos por quienes son, y que nada ni nadie debe hacerlos sentir lo contrario.

No quiero dejar de agradecer a Aurélien Guilabert, quien indirectamente me apoyó a escribir esta columna, así que retomando una idea que alguna vez escuché a Láurel Miranda, le agradezco el que desde la empatía haya sido paciente con mi ignorancia, y el que se haya tomado el tiempo de informarme sobre lo que tiene que hacer un buen aliado. Para cerrar retomo las palabras de Aurélien que creo que caracterizan correctamente el espíritu de la comunidad LGBT+: “es un movimiento incluyente” por lo tanto toda persona es invitada a participar, y más importante, a apoyar.

Ante el odio, siempre hay que escoger el amor.

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