
Niels Rosas Valdez
Nancy Pelosi, lideresa del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes, comenzó este domingo su gira por el sureste y este asiático. Las visitas confirmadas hasta ahora por Washington son Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón, dejando por un tiempo a Taiwán en el limbo, aunque finalmente arribó a Taipéi. De la misma manera, los británicos también anunciaron que planean una visita de varios miembros del parlamento a esta isla a finales del año. ¿Qué implicaciones tiene esto para la política internacional?
La posible visita de una de las figuras más importantes del partido gobernante de Estados Unidos de América (EUA) a Taiwán ha alertado a las autoridades chinas. Al final se concretó el temor de Beijing y la razón es simple: si Washington aprovecha la reunión de Pelosi con las autoridades taiwanesas para comenzar a reconocer a la isla asiática como un país libre, autónomo y soberano, no sólo la hegemonía global estaría validando la existencia de un Estado que China reconoce como parte de su territorio, sino que podría generar simpatía en la comunidad internacional a favor de Taipéi.
Hay que reconocer que a pesar del declive que EUA ha experimentado en los últimos años, su sola voz en el panorama internacional basta para que algo pueda tener eco en todo el globo. Por ello preocupa sobremanera a China que una figura tan importante de la política estadounidense se pueda acercar a las autoridades taiwanesas. De ahí que Beijing haya respondido de la manera en que lo ha hecho, primero con la diplomacia coercitiva de Xi Jinping con Joe Biden, señalándole que “no juegue con fuego”, y luego realizando ejercicios militares en el estrecho de Taiwán.
Pero a esta ecuación se le adiciona el plan del Reino Unido (RU). Para finales de este año, se espera que una delegación de miembros del parlamento viaje también a la antigua isla de Formosa para reunirse con el gobierno taiwanés. Ni los estadounidenses, ni los británicos han reconocido a la República de China como estado libre, aunque mantienen relaciones no oficiales con ella, por lo que ambas posibles visitas suponen un riesgo para la República Democrática de China.
Según los reportes, era muy probable que Pelosi visitara Taiwán. Ahora que está en la antigua isla de Formosa significa un riesgo significativo para el país de los ríos azul y amarillo, pero también para el de las barras y las estrellas, pues si el primero reacciona agresivamente al acto, el segundo recibirá consecuencias severas. Para esto hay que recordar que la vez anterior que un líder de la Cámara de Representantes visitó Taipéi fue hace poco más de dos décadas, cuando China no era una potencia ni militar, ni económica, por lo que no se esperaba una respuesta de peso, pero hoy en día es una potencia mundial que ha crecido desmesuradamente desde hace unos tres lustros y que puede hacerle frente a cualquier nación.
La presión de Washington y Londres hacia Beijing en favor de Taipéi es evidente, lo que consecuentemente genera tensiones entre los polos poderosos. Si bien en este caso el riesgo es compartido, no es por gusto elevar las fricciones con China como potencia mundial. Es probable que la estrategia de Occidente sea llevar la discusión hacia Taiwán para que el gobierno chino se comprometa a dejar de apoyar a Rusia en el marco de la guerra con Ucrania y así limitar la asistencia internacional que recibe Vladimir Putin.
Es probable que sea esa la moneda de cambio que EUA, RU y Occidente estén preparando para mejorar las probabilidades de una victoria de Ucrania frente a Rusia, situación que mejoraría la seguridad de Europa. Sin embargo, también existe la posibilidad de que en este entorno que se comienza a fraguar, Washington esté comenzando su ofensiva para desestabilizar a su rival más preponderante en el globo y que su crecimiento presente obstáculos que no le permitan superar a la actual hegemonía mundial.
Artículo publicado originalmente en lalupa.mx