22 de diciembre de 2024 4:53 pm
OPINIÓN

Él tiene otros datos…

De acuerdo con el último reporte del Coneval, 53.4 millones de personas viven en pobreza y 9.4 millones en pobreza extrema, es decir, aproximadamente el 50% de la población del país se encuentra en esta situación.

Estos datos sin duda deben ser un punto de partida para la elaboración e implementación de la política social en México, sin embargo, hace unos días sonó la noticia de la remoción del Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), una situación que, para algunos pasó inadvertida pero para otros fue un foco rojo debido a que este enroque se dio tan solo cuatro días después de que Gonzalo Hernández Licona publicó un artículo que hablaba sobre la situación que el organismo está viviendo a raíz de los recortes presupuestales de la 4T.

La importancia de este consejo no es menor, desde el año 2005 el Coneval ha sido el encargado de realizar la medición y evaluación de la política social del país de forma independiente y autónoma, es decir, son los encargados de dar a conocer si los programas sociales realmente están cumpliendo su finalidad o no, realizando diversos estudios que permitan no solo tener datos certeros, sino también una fotografía de uno de los males más grandes que aquejan a nuestro país, la pobreza.

Todos estamos de acuerdo en que algunos de los privilegios que se vivían en la Administración Pública eran exorbitantes y reprochables, sin embargo, este gobierno en su afán por ser “austero”, está generando grandes pérdidas, en el caso del Coneval su ahora ex Secretario General, dio a conocer que por estas medidas era muy probable que la institución no pudiera continuar con su labor, situación que a mi punto de vista generaría un grave problema para el país, la medición de cualquier programa o política es básico, y al parecer en este gobierno es algo que no importa, evaluar y medir son acciones necesarias y prioritarias, imagine usted si los doctores no fueran evaluados constantemente, ¿tendría confianza en su quehacer diario?, o si un piloto no fuera evaluado constantemente ¿se subiría a ese avión?, lo mismo sucede con los programas sociales, ¿Confiaría usted en que se está haciendo bien las cosas sin datos de los resultados?, pues al parecer desde el Ejecutivo Federal si lo hacen, tan es así que a pesar de todos los datos e informes que se presentan para el presidente todo va bien y no hay de qué preocuparse, porque él tiene otros datos, datos que nadie sabe de dónde vienen o quien los hizo, salvo claro está que sean a su favor.

Como economista y profesor, debo decir que hago mucho hincapié en el manejo de los datos, es fácil decir que las economías están bien si tomamos como referencia tal vez el tipo de cambio, porque en los últimos meses no ha tenido grandes variaciones, sin embargo, si se analiza a fondo podremos ver que no es verdad dado que hay variables cuyo desempeño reflejan lo contrario.

No es posible que el presidente continúe desdeñando toda la información que se presenta, no puede pretender que el vaso siempre está lleno mirándolo desde arriba, cuando al verlo por un lado resulta que está casi seco, se deben tener datos claros y confiables que lo respalden, la realidad de la pobreza en México es palpable para cualquier persona, basta con dar un recorrido por diversos estados de la república para saber que las cosas no están bien.

Acertar un golpe al Coneval de las magnitudes que dio a conocer su ex titular daña la credibilidad del gobierno y daña al país, la finalidad de un programa social es apoyar a que la riqueza se distribuya entre los que menos oportunidades tienen, situación que solo podrá evidenciarse a través de estudios y mediciones, el gran problema que se puede ver es que este gobierno trata de regresar a las viejas prácticas que solo buscan clientelismo electoral, no se están generando realmente oportunidades, simplemente se da dinero y es obvio que la medición futura no será para nada agradable si no se rectifica, además como lo he dicho en repetidas ocasiones, no hay y no habrá dinero que alcance si se continua con improvisaciones y malos programas.

Hay que rectificar y pronto, la “austeridad” debería ser un instrumento de crecimiento y desarrollo de las instituciones, no un método de destrucción de las mismas.

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