Cecilia González Michalak


La especie humana, al parecer, ha sobrevivido varios fines del mundo. El papa Inocencio III predijo que el mundo llegaría a su fin en el año 666. Sandro Botticelli, en 1504, escribió en su obra Natividad mística que el diablo estaba suelto y que pronto seríamos testigos de su captura. Martín Lutero predijo que el fin del mundo ocurriría en 1600. Los mayas, en un fenómeno de reversión geomagnética, predijeron que el 12 de diciembre del 2012 sería nuestro fin.
Hay algo en nuestro subconsciente que nos obliga a prepararnos para el Día del Juicio Final, y ya sea que el Apocalipsis venga en forma de invasión extraterrestre, meteoritos gigantes, o una mera implosión del núcleo de la Tierra, nos enfrentaremos al fin de la humanidad. Los creyentes de la vida después de la muerte tendrán la esperanza de algo más, mientras que sus detractores aspirarán a flotar en la nada. Científicamente no sabemos ni cómo ni cuándo, pero existen un sinfín de películas que ya nos han puesto en estado de alerta por si un mega volcán erupciona, si una flotilla de marcianos nos dispara con rayos láser, o si los cielos se abren para juzgar a vivos y muertos.
Terry Pratchet y Neil Gaiman creen que el Apocalipsis se acerca. O al menos, eso supone su libro Buenos Presagios. En éste, el Anticristo ya nació y cuando cumpla 11 años, la batalla campal entre el Cielo y el Infierno verá la luz. El problema reside, que un ángel llamado Aziraphale y un demonio llamado Crowley, que han sido testigos de la evolución del hombre desde la creación de Adán y Eva, se encariñaron con el mundo humano, sus inventos y sus residentes. Aziraphale, con los libros –sobre todo los de profecías–, el sushi, y el chocolate caliente; Crowley con Queen, su amado Bentley y hablarle a las plantas. Ambos entienden que está prevista esa batalla, pero no quieren que la desaparición de la humanidad sea parte de las pérdidas colaterales.
Para esto, deciden ser tutores, a lo Mary Poppins, del Anticristo de niño y enamorarlo de la humanidad… Sin embargo, por un error logístico que sucede al principio de la historia, tratan con el niño equivocado. Con presiones de cada uno de sus bandos, tratan de encontrarlo antes de que sea tarde, y la única ayuda que tendrán será del libro de profecías de Agnes La Chalada –el único libro con presagios acertados–, de una bruja, de una organización de cazadores de brujas, de una adivina, y de cuatro niños dispuestos a defender su pequeño pueblo a toda costa para poder seguir jugando, imaginando y vivir la vida que ya tienen.
En Buenos Presagios se vivirá la más campal de las batallas. Jinetes del Apocalipsis, perros satánicos, túneles tibetanos, el resurgimiento de la Atlántida, ángeles, demonios, niños, vecinos enojones, tráfico, patos, espías… Será una batalla impresionante del Bien contra el Mal… o del Bien y el Mal contra el Apocalipsis… o de dos amigos de dos bandos diferentes en contra del plan inefable… o una historia de lo valiosa que en realidad es la amistad y lo bello que es vivir antes del fin del mundo.
Aunque Isaac Newton dijo que en 2060 será nuestro fin, aunque Nostradamus predijo que sería en 3797, y aunque Baba Vanga anunció que atravesaremos los límites del universo en 5078, aún hay tiempo para ir preparando nuestro kit de supervivencia, limpiar nuestra conciencia, y leer libros que tengan un gran sentido del humor.