27 de julio de 2024 12:42 am
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OPINIÓN

Ocho obras de arte hechas por hombres que comprueban por qué necesitamos celebrar el Día de la Mujer

…son algunos ejemplos de como la discriminación en el arte ha operado a lo largo de las décadas en contra de la representación femenina. Cada una de estas obras permite abrir un espacio al diálogo sobre si realmente tienen o no matices sexistas y obliga al espectador a realizar una serie de cuestionamientos…

Mucha gente piensa que el feminismo es equivalente al machismo: que cada que una mujer se declara con este mote está anunciándole al mundo que odia y busca la destrucción de los hombres. Y no es así. El feminismo es un movimiento que quiere la equidad de derechos y oportunidades, y el machismo, simplemente sostiene que los hombres varones cisgénero son y deben ser respetados como los seres superiores de la naturaleza. Esta diferencia en definiciones es importante porque un ama de casa puede ser feminista y amar con todo su corazón a su esposo adorado.

Lamentablemente, existen todavía muchos ámbitos laborales y sociales en los que no existe respeto hacia el sexo femenino… pero, poco a poco, se ha ido demostrando que las mujeres son dignas de tener una paga tan alta y tener las mismas oportunidades que cualquier hombre. Existen pequeñas victorias como el sufragio femenino, la posibilidad de tener una licencia para conducir en Arabia Saudita y que el equipo de fútbol femenil de Estados Unidos tenga la misma paga que la liga varonil… pero aún falta y mucho.

El sexismo está presente en muchos rubros de la vida profesional, y uno de ellos es el arte. Por ejemplo, Georg Baselitz (1938) es un artista alemán posmoderno que en varias declaraciones ha constatado que las mujeres no saben pintar muy bien basando su argumento en los precios del mercado artístico, pero, –¡oh ironía!–, según varias métricas del mundo de las subastas, este hombre ocupa el lugar 932 de la lista de mejores artistas siendo superado por diversas mujeres.

Además de las opiniones de pares profesionales, cuando se trata de temáticas es claro que muchos prefieren los desnudos femeninos a los desnudos masculinos. Este sentir es porque, de cierta forma, prevalece la idea de que las modelos capturadas en lienzos y pigmentos debían ser bellas, calladas y delicadas como un florero, y su figura, muchas veces alegórica, era más discreta, endeble y manejable que la anatomía de un hombre.

Sé que para celebrar el Día Internacional de la Mujer podría hacer una lista de mujeres artistas que me parecen relevantes, pero, creo que mostrar ocho obras –por supuesto, de artistas caballeros–, en las que se denostan a las mujeres es más impactante. De esta manera, los que no entienden el movimiento feminista pueden asimilar que éste es un pronunciamiento para romper con los estereotipos con los que nos han retratado a lo largo de la historia y que se han grabado, lamentablemente, en la cultura visual y en la memoria histórica. 

(Fuente de la imagen: Wikipedia)

Manet fue uno de los iniciadores del Impresionismo, y su obra Déjeuner sur l’herbe o Almuerzo sobre la hierba ha sido bastante controversial desde que fue terminada. Llamado al principio Le Bain –El Baño–, y luego La Partie carrée –La Partida cuadrada–, se mostró por vez primera en el Salon des Refusés en 1863, después de ser rechazado por el Salón oficial. Incluso Napoleón III, que tenía una dudable reputación, repudió la obra como “indecente”. El escándalo de retratar a una mujer desnuda almorzando despreocupadamente con dos hombres completamente vestidos, ofendía a la moralidad de la época, y la falta se acentuaba aún más por el hecho de que las figuras eran reconocibles. La mujer desnuda, es la combinación de la cara de la modelo Victorine Meurent y  del cuerpo de la esposa de Manet, Suzanne Leenhoff. Los dos hombres vestidos que platican ignorando a su acompañante son el hermano de Manet, Gustave y su cuñado, el escultor holandés Ferdinand Leenhoff. Asimismo, la mujer desnuda rompiendo la cuarta pared y mirando directamente al espectador era una provocación. Incluso pequeños símbolos como el pájaro, –que en el Academicismo, sólo era usado para señalizar al Espíritu Santo–, siendo combinado éste con una rana – mote usado para denominadar a las mujeres que salían solas a centros nocturnos de la época y eran consideradas como libertinas–, era prácticamente una blasfemia. 

Bellmer fue un artista surrealista de origen polaco. Por las circunstancias políticas de la época, se mudó a Alemania y posteriormente a Francia. Su forma de pronunciarse contra el nazismo fue crear arte que no pudieran utilizar los seguidores del Tercer Reich, por lo que confeccionó su obra más conocida: Die puppe o La Muñeca. Esta escultura asemeja una muchacha de cabello castaño, desnuda pero con calcetines, con cuatro piernas y numerosas articulaciones. Inspirado por Freud, el psicoanálisis y la sexualidad, su pieza de 1.40 m quería cosificar a la mujer como una criatura artificial que pudiese colocarse en diversas posiciones para desenmascarar así el cuerpo femenino a través del sadismo, el masoquismo y el fetichismo. La Muñeca es un objeto con pretensiones eróticas y violentas que descubría la mecánica del deseo, y los sentimientos ocultos en el inconsciente psíquico de la infancia a la muerte.

(Fuente de la imagen: Historia-Arte)

Balthasar Kłossowski de Rola fue un artista de orígenes polacos y franceses. Algunas de sus obras son polémicas debido a que si el público las encuentra morbosas, es porque éste lo es. Retratando a niñas en poses sugerentes, enseñando su ropa interior en un momento de ensimismamiento, Balthus buscaba mostrar ángeles llenos de pureza con un sentido inocente en cuanto al impudor propio de la infancia. Para él, era una forma de crear arte religioso sin retratar propiamente el tema religioso. Salón II es el resultado preciso del amor por la belleza, y la unión entre la existencia terrenal y espiritual. Aunque parezca erótico, simplemente mostraba a niñas en posturas de total confortabilidad ante su momento de contemplación, como cuando alguien se tumba en el sillón a ver una película. ¿Quién es el de las ideas perversas al final?, ¿el artista o el espectador?

(Fuente de la imagen: 3 minutos de arte)

Fundador del Neorrealismo, Klein fue un pintor francés reconocido sobre todo por sus monocromías y el tono Azul Klein Internacional. En 1960 realizó una serie de performances llamados Antropometrías, donde hacía plasmaba la energía vital del ser humano. Estos momentos artísticos eran conformados por mujeres desnudas que se mojaban de pintura de su famoso color y estampaban su humanidad en un lienzo mientras un público –completamente masculino–, y ambientado por un grupo de músicos de instrumentos de cuerda –también formado únicamente de hombres– observaba el acontecimiento. La idea del desnudo no provoca dudas sexistas, sino el male gaze o voyeurismo al ver a mujeres ser utilizadas como herramientas para hacer arte. ¿Qué hubiese sucedido si fueran hombres los utilizados como brochas y el público fuese completamente femenino?, ¿sería incómodo o inocuo?

(Fuente de la imagen: Wikioo)

Melvin John Ramos, más conocido como Mel, fue parte del movimiento estadounidense del arte pop junto a Andy Warhol y Roy Lichtenstein. Influido por las chicas pin-ups, retrataba a mujeres curvilíneas –y desnudas– posando junto a diferentes productos a modo de publicidad. Siempre en posturas sugerentes, las chicas de Ramos podían ser encontradas montando un cigarro cubano o abrazando una botella de Coca-Cola.

(Fuente de la imagen: Wahoo Art)

En un post anterior, mostré cómo Picasso interpretaba a sus amantes durante el enamoramiento y el desamor, y ahora reaparece en esta lista. Conocido por llevar a la locura y al suicidio a las mujeres con las que tenía una relación, él mismo declaró que las mujeres “eran máquinas de sufrimiento” y que para él, éstas se dividían en dos tipos: las diosas y los tapetes. Varias de sus modelos tenían que obedecer al genio del Cubismo, incluyendo ésta muchacha desconocida a la que obligó a orinar mientras posaba.

(Fuente de las imágenes: Sotheby’sTwitter, y ACravan)

Las piezas Hatstand, Table and Chair convierten realmente a la mujer en mobiliario erótico. Hechas en fibra de vidrio y en cera, su creación permitió al artista británico experimentar con el fetichismo de invertir papeles, convertiendo en sumisas a las dominatrix. Estas obras –que no son un grupo en sí en realidad–, fueron hechas durante la segunda ola del feminismo en Inglaterra, pero no como contrarrespuesta, sino como apoyo al argumento de que el capitalismo provocó que la sexualidad no le pertenece a la mujer, sino a la imaginación sexual masculina. Estas esculturas inspiraron el mobiliario del Milkbar Korova de la película La naranja mecánica.

(Fuente de la imagen: Vulture)

Prince es un pintor y fotógrafo estadounidense cuyas obras han sido a menudo objeto de debate en el mundo del arte. En muchas de sus éstas utilizó fotografías que no le pertenecían, sacadas del New York Times o incluso apropiadas de otros fotógrafos, lo que creó una acalorada discusión sobre derechos de autor y si podía considerarse a Prince como el verdadero creador artístico de lo que exponía. Asimismo, mucho del material “prestado” era cambiado de crisol, convirtiéndose en una ventana voyeurista para las fantasías y deseos sexuales reprimidos de los estadounidenses. En 2014, usó sin el permiso de las usuarias, varias fotografías de Instagram de mujeres en poses ambiguas, que fueron editadas reemplazando los comentarios originales de la red social por pensamientos del artista. New Portraits creó un ambiente sexista en la que cosificaba mujeres jóvenes como objetos de placer al alcance de hombres mayores que cumplían la fantasía de tener una Lolita.

Estos son algunos ejemplos de como la discriminación en el arte ha operado a lo largo de las décadas en contra de la representación femenina. Cada una de estas obras permite abrir un espacio al diálogo sobre si realmente tienen o no matices sexistas y obliga al espectador a realizar una serie de cuestionamientos sobre si la incomodidad que generan se hubiera disipado si sus creadores hubiesen sido mujeres. Por este tipo de ambigüedades hay que entender por qué el 8 de marzo es importante; porque aunque sea sólo en una imagen, este tipo de representaciones se graban en la mente colectiva y pueden convertirse en discursos peligrosos de odio y hasta en asesinatos. ¿Ustedes qué opinan?

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