26 de julio de 2024 9:25 pm
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OPINIÓN

Educar, una tarea en serio.

…cursé años y años en primaria, secundaria y dos años de prepa, de matemáticas, álgebra y geometría, lo que me ayudó a desarrollar un pensamiento lógico matemático, que a su vez, me dio la capacidad de abstraer conceptos y adquirir conocimientos y encontrar soluciones a los problemas…

Ya he escrito en este espacio sobre la deficiente educación que reciben nuestros niños y jóvenes y de la que soy testigo de manera empírica, desde 1991.

Como lo dije en un Comentario, considero una tontería mayúscula importar modelos educativos “innovadores” que a la larga, no dan los resultados prometidos y que olvidan proporcionar las herramientas y habilidades requeridas para una vida académica y profesional exitosa, así como una cultura general que hace de nuestros alumnos mejores personas.

Quienes me conocen, saben que soy malísima para las matemáticas, que hasta usar una calculadora se me hace complicado. Pero cursé años y años en primaria, secundaria y dos años de prepa, de matemáticas, álgebra y geometría, lo que me ayudó a desarrollar un pensamiento lógico matemático, que a su vez, me dio la capacidad de abstraer conceptos y adquirir conocimientos y encontrar soluciones a los problemas que se me presentan en mi vida privada y en mi vida profesional. También me ayudó a poder aplicar procedimientos al razonamiento, entre muchas otras cosas. Podría decir que me ayuda a acercarme a la verdad, que existe en sí y no en mí.

Mi papá me fomentó el amor a la lectura. De niña, leíamos el mismo libro y lo comentábamos, era un momento sólo nuestro. En la escuela, nos fomentaban el hábito de la lectura, pero más que nada, nos ayudaron a tener una comprensión lectora sólida. La carencia de esta habilidad es patente en las nuevas generaciones. Muchos jóvenes son analfabetas funcionales: saben leer, pero no saben lo que leen. Pienso que no les gusta leer porque es una activad complicada, que les implica un esfuerzo extra. Leer ayuda a acrecentar el vocabulario, a mejorar la redacción y a tener buena ortografía. Los libros científicos nos ayudan a acercarnos a la verdad, a adquirir conocimientos nuevos o a entender el punto de vista del autor sobre un tema en particular. Los libros no científicos nos permiten vivir aventuras maravillosas y adentrarnos en el mundo interior del autor que, generosamente, comparte con nosotros.

Sé que la historia la escriben los vencedores, pero también sé que quien no sabe de historia está destinado a repetirla. En este mundo de posverdad, hay quienes niegan la realidad de los hechos que se vivieron en generaciones pasadas y que impactaron la vida, tal y como la conocemos ahora. Por ejemplo, me parece aberrante querer negar la realidad de la esclavitud de la población negra en Estados Unidos y querer presentarla como la gran oportunidad que tuvieron “las personas esclavizadas” de aprender un oficio, que posteriormente, ejercieron para su beneficio personal, como lo propone el actual gobernador de Florida. O pretender justificar la invasión a Ucrania con una narrativa histórica totalmente falsa, como lo ha hecho el invasor y sus propagandistas.

Mi esposo y yo consideramos que la mejor herencia que les podemos dejar a nuestros hijos, es una educación que, les haga personas de bien para que puedan contribuir al bien común y a ser independientes y felices.

A cada quien nos toca promover una verdadera educación de calidad desde nuestra trinchera. Yo dedicaré mi mejor esfuerzo a brindarles a mis alumnos del semestre que empieza, las herramientas a mi alcance para que puedan acercase a la verdad y puedan contribuir a la sociedad a la que buscan servir.

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