6 de julio de 2025 9:35 am
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OPINIÓN

Sin política de comercio exterior

...Claudia Sheinbaum también necesita diseñar una política de comercio exterior para identificar qué tipo de proyectos de inversión le conviene atraer al país, que generen empleos bien remunerados y que no se conviertan en depredadores del medio ambiente...

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Por Jorge Molina Larrondo


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La creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en enero de 1995, propició un entorno que condujo a la mayoría de los países a reducir sus aranceles, transparentar sus barreras no arancelarias y liberalizar su régimen de inversión, lo que produjo el mayor crecimiento del comercio de bienes y servicios de la historia. México fue uno de los países fundadores de la OMC, pero además fue uno de los principales responsables de este crecimiento debido a que los textos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte sirvieron como base para concluir las negociaciones de la Ronda Uruguay.

El nuevo régimen de comercio internacional permitió diseñar políticas comerciales que maximizaran las ventajas comparativas de cada nación, lo que llevó a que las empresas se ubicaran en aquellos países que les ofrecían los costos laborales más competitivos y el acceso a insumos críticos para su producción. Al mismo tiempo, surgieron empresas que se convirtieron en proveedores especializados de primero, segundo y hasta tercer nivel, cuya ubicación geográfica no importaba, mientras que cumplieran con los requisitos de calidad y entrega a tiempo que pedían sus clientes, y se generaron cadenas de suministro internacionales que persisten hasta nuestros días.

La pandemia del Covid, y la manera como el gobierno de Xi Jinping respondió a ella, acabaron con muchas de las ventajas que China tenía hasta entonces como productor de muy bajo costo y con acceso a insumos y minerales críticos, como el litio y el manganeso. Las empresas con operaciones internacionales que dependían del suministro de insumos importados tuvieron que abrir nuevas plantas de operación fuera de China, en países con costos laborales similares y físicamente más cerca de sus oficinas centrales.

Una de las principales conclusiones de la pandemia, fue la necesidad de minimizar la ocurrencia de nuevas interrupciones en la producción, por lo que resultaba indispensable asegurar el acceso a los insumos críticos – aún aquellos que son importados – y reducir la dependencia de China como proveedor para no afectar el nivel de las principales variables macroeconómicas. La política de comercio exterior se convirtió entonces en un elemento de la política de seguridad nacional de las economías más desarrolladas, como las de los 38 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, cuyo producto interno bruto depende en más del 65% del comercio internacional. De ahí que el Representante Comercial de Estados Unidos pertenezca al Consejo Nacional de Seguridad de su país, que reporta directamente a Biden y agrupa a las fuentes de inteligencia del gobierno.

Por otro lado, López Obrador ha dicho que no le interesa la política de comercio exterior porque “eso no te da votos.” Esta actitud se ha reflejado en la falta de espacios y presupuesto para la Secretaría de Economía, lo que a su vez ha resultado en el cierre de las oficinas internacionales de representación, en la pérdida de espacios de influencia en la OMC y en otros foros internacionales y, sobre todo, en fricciones innecesarias con Estados Unidos. El gobierno mexicano ha considerado innecesaria diseñar una política comercial al estimar que su relación con Biden depende de su cooperación en temas fronterizos.

Una política de comercio exterior va más allá de negociar nuevos tratados comerciales. Implica, entre otros fines, diseñar mecanismos para asegurar el cumplimiento (enforcement) de las obligaciones pactadas con tus socios comerciales; identificar los sectores claves que pueden generar mayores ingresos para el país; diseñar e implementar medidas para ayudar a que tus sectores exportadores más importantes puedan aumentar su participación de mercado en otros países; y también diseñar mecanismos para proteger a tus empresas o industrias más vulnerables.

El gobierno de Claudia Sheinbaum también necesita diseñar una política de comercio exterior para identificar qué tipo de proyectos de inversión le conviene atraer al país, que generen empleos bien remunerados y que no se conviertan en depredadores del medio ambiente. En este sentido, requiere considerar las restricciones impuestas por Estados Unidos y Canadá a las inversiones de sus empresas en otros países y evitar nuevas fricciones que eventualmente no tienen beneficios. Una sólida política de comercio exterior dará como conclusión que atraer inversión de China no es la solución y evitar que México sea considerado como una amenaza a la seguridad de la región.

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