Niels Rosas Valdez
Historiador, internacionalista, profesor universitario y columnista en diversos medios.
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Brasil ha realizado una acción que ha sorprendido al globo y no es para menos. La Suprema Corte de Justicia del país sudamericano ha ordenado suspender las operaciones de la red social X, antes Twitter, cuyo propietario es nada más ni nada menos que el hombre más rico del mundo, Elon Musk. ¿Qué implicaciones tiene esto y qué enseñanza da a la comunidad internacional?
Cuando Musk, un multimillonario y exitoso empresario, señaló que compraría la red social entonces llamada Twitter creó mucha incertidumbre en torno a cómo podría modificarse en su uso y permisos. Mucho se habló de las bondades de que una persona con amplios recursos pudiese adquirir la compañía mencionada, sobre todo porque se podrían efectuar cambios en favor de la difusión y distribución de esta plataforma, e incluso se habló de que el nuevo propietario podría mostrar los algoritmos a través de los cuales operaba.
Pero fueron simples rumores. Tras un vaivén de negociación, Musk adquirió Twitter en una operación multimillonaria, y en menos de un mes los cambios se empezaron a aplicar. Primero, despidos masivos. Luego, blindaje en la información de los algoritmos que usa la red social para operar. Por último, lo que más se temía a raíz de la posición ideológica del empresario, una modificación en los términos de uso de la plataforma, permitiendo la libre expresión sin restricción.
Hay que recordar que Musk se identifica como libertario, por lo que interpreta que las libertades deben ser ampliadas y no deberían tener restricción. En este contexto, al adquirir Twitter, que luego renombró X, este principio fue aplicado, de tal suerte que redujo la regulación de la libre expresión que se ejerce en la plataforma. Así, los comentarios que antes eran bloqueados por su contenido y tipo de discurso ahora son permitidos, abriendo un nuevo mundo de comunicación en la red social.
Esto es problemático, ya que, como sabemos, si bien preservamos y somos protectores de las libertades, siempre hay límites, puesto que estas podrían perjudicar a un tercero. Es por ello que las libertades tienen que ser reguladas para permitir el desarrollo de las personas, pero también para no transgredir a otras. Sin embargo, para el caso de X, la libertad de expresión, que fue desregulada, ahora permite que usuarios puedan colocar sus comentarios sin importar su naturaleza y objetivo, es decir, no toma en consideración que sean violentos, agresivos, que inciten al miedo, odio o discriminación, por ejemplo, y eso puede generar tensiones y fragmentar a la sociedad.
Es claro que a ciertas personas les favorecen las nuevas políticas de la red social, sobre todo a quienes usan una narrativa combativa, agresiva, de odio y divisoria, como es el caso de Donald Trump, o incluso del conocido Jair Bolsonaro en Brasil, pero para quienes se manejan por otros principios, desde luego que es una aberración. De esta manera, el hecho de que la Suprema Corte brasileña suspendiera el uso de X en el país sudamericano a raíz de esta desregulación en la libertad de expresión de la plataforma resulta un movimiento valiente y necesario para contrarrestar los espacios que podrían prestarse para discursos violentos.
Musk pierde entonces un mercado muy importante del globo. Por otro lado, es cierto que, como retaliación, el gobierno liderado por Luiz Inácio Lula da Silva podría perder oportunidades de inversión por parte de las varias empresas del empresario oriundo de Sudáfrica, e incluso ver la retirada de capital, lo que podría golpear a la economía en Brasil.
No obstante, el movimiento del gobierno brasileño es una muestra de temple y de integridad a partir de lo que prefiere para su sociedad, sin importar lo poderoso e influyente que pueda ser en este caso el propietario de X. Creo que es importante reconocer eso y señalar que no fue fácil la decisión por las consecuencias económicas que podría generar, pero es una lección para todo el mundo en su lucha por lo que consideramos correcto.
Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx