OPINIÓN

Sobran los aranceles automotrices

Trump informó que es muy probable que anuncie los nuevos aranceles a los autos el 2 de abril, el día siguiente que el USTR y los departamentos del Tesoro, Comercio y Seguridad Interna...

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Luego de la publicación este martes en el Federal Register de los decretos con los nuevos aranceles del 25% al acero y al aluminio, el anuncio que hizo Trump esa misma tarde de un arancel del 25% a los autos sólo se puede entender como una medida para destruir la industria con el mayor grado de integración en América del Norte o como una excusa para negociar otras concesiones con diversos países de la Unión Europea y de la zona de Asia-Pacífico. Con las órdenes ejecutivas publicadas hasta hoy, todo producto que importe Estados Unidos de México y Canadá deberá pagar un arancel general del 25% a partir del 4 de marzo. Y en el caso de los productos de aluminio y acero, un arancel adicional del 25% a partir del 12 de marzo.

Estados Unidos sigue siendo el principal importador de autos en el mundo, donde el 41% de las ventas de autos nuevos son vehículos extranjeros. Hasta la fecha, los vehículos ligeros pagan un arancel de 2.5%, excepto los que provienen de México, Canadá y Corea del Sur – que cuentan con un TLC – pero las pickups pagan el 25%. México fue el principal proveedor de la industria automotriz y de autopartes de la Unión Americana el año pasado con el 40.2% de las importaciones totales de este sector. Le siguieron Canadá con el 12.6%, Japón con el 12.3%, Corea del Sur con el 10.9% y Alemania con el 7.9%. China ocupó el sexto lugar con el 4.1% de las importaciones.

Trump informó que es muy probable que anuncie los nuevos aranceles a los autos el 2 de abril, el día siguiente que el USTR y los departamentos del Tesoro, Comercio y Seguridad Interna deberán entregarle 22 estudios relacionados con el estado que guarda la balanza comercial estadounidense, para explicar el déficit que el año pasado superó 1.211 billones (en español) de dólares, que solicitó en el memo “America First Trade Policy” publicado el pasado 20 de enero. Trump busca que las armadoras de Estados Unidos trasladen sus plantas de producción a territorio estadounidense, lo que resulta imposible en el mediano y corto plazo por los altos costos de capital.

Trump es el primer candidato republicano que se ha acercado a los sindicatos de la industria automotriz de manera descarada y prometió que, a cambio de su voto, el detendría la producción de autos eléctricos para garantizar el nivel de empleo en la industria. Además, prometió reducir las normas ambientales vigentes en la producción de vehículos con el fin de abaratar su producción y promover la creación de empleos. Y para apoyar la producción y venta de autos con motor de gasolina, prometió echar para abajo las restricciones que impiden la producción petrolera en Alaska y otras zonas protegidas del país.

El principal problema de los aranceles a los autos es que la afectación a la manufactura de los autos elaborados en la zona del TMEC sería desastrosa, pues existen diversos estudios que muestran que un auto puede cruzar las fronteras entre estos tres países más de 16 veces durante su proceso de elaboración. Y en cada uno de estos cruces tendría que pagar tanto el arancel del 25% por acero y aluminio, cuando incluya algún componente con estos insumos, así como el arancel del 25% de la industria automotriz, más el 25% por ser un producto proveniente de México o Canadá.

Además, el arancel automotriz haría que las empresas del sector automotriz tuvieran que rediseñar sus cadenas de producción y todo su esquema de producción a nivel mundial. Desde la década de los 90s, las armadoras han asignado la producción de ciertos modelos a ciertas plantas y no como se hizo hasta la década de los 80s, en que las plantas ubicadas en un determinado país producían la enorme mayoría de los modelos que se vendían en dicha nación. Este arancel a los autos representaría un elemento clave para la renegociación del TMEC, siempre y cuando se respete el cumplimiento de la regla de origen, que exentaría del pago del arancel a los autos provenientes de México y Canadá, pero dejaría en el aire los demás aranceles hasta que no se terminara la renegociación del nuevo tratado y fuera ratificado por el congreso de Estados Unidos, lo que puede ser hacia finales del 2028, bajo un escenario optimista, o hasta el 2029.

Por su parte, la posibilidad de un arancel automotriz refleja la muy mala relación entre Trump y Trudeau y deja ver el alto costo político y la gran complejidad de la negociación para México, quien tiene que encontrar el modo de separar, tanto como sea posible, los temas de migración y tráfico de fentanilo, del futuro del TMEC.

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