
Jorge Molina Larrondo
Consultor en políticas públicas y comercio internacional, con más de 25 años de experiencia y participación en negociaciones comerciales.
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Resulta difícil entender los argumentos del gobierno de Claudia Sheinbaum para justificar que México no haya tomado ninguna medida, luego de que Donald Trump aplicara un arancel general del 25% a los productos mexicanos – mismo que se revocó la semana pasada para aquellos productos que cumplan con las reglas de origen del TMEC – y un arancel adicional del 25% a las exportaciones de acero y aluminio, en vigor a partir de este martes 12. La presidenta dijo el domingo, durante el evento al que convocó en el zócalo, que el gobierno mexicano había decidido esperar hasta que Trump anuncie los aranceles recíprocos el próximo dos de abril. Esta decisión resulta aún más cuestionable luego de que el mes pasado declaró que su gobierno cuenta con varios planes para enfrentar esta situación, pero hasta la fecha, no conocemos ninguno de ellos.
El año pasado, México fue el primer proveedor de Estados Unidos, habiendo exportado 505,850.6 millones de dólares, esto es, un promedio diario de 1,386 millones de dólares, de los cuales, poco más del 70% son materias primas y bienes intermedios. De acuerdo con diversas fuentes, el 48.9% de esas exportaciones no tuvieron que pagar aranceles por cumplir con las reglas de origen establecidas en el TMEC. Por lo tanto, hay exportaciones por unos 708.2 millones de dólares al día que quedan sujetas al pago del arancel del 25%, o unos 177 millones de dólares, que desde el pasado 4 de marzo tienen que absorber los importadores estadounidenses.
Esta cantidad se debe tomar como la base del daño a las exportaciones mexicanas, en caso de que asumamos que todos esos productos cuentan con una demanda totalmente inelástica, o sea, que no tienen sustitutos cercanos al menos en el corto plazo. De lo contrario, conforme los compradores empiecen a encontrar sustitutos, la demanda por los productos mexicanos comenzará a caer, aumentando el daño. Además, este escenario implica que la economía estadounidense continue creciendo al mismo ritmo del año pasado, pues la posibilidad de una recesión reduciría aún más la demanda, tanto por una caída en las exportaciones, como por la caída en las ventas de los productos finales.
Además del arancel general del 25% a los productos que no cumplan con las reglas de origen del TMEC, se aplica desde este martes un arancel del 25% adicional a todos los productos de acero y aluminio, habiéndose publicado el 18 de febrero en el Federal Register todas las fracciones arancelarias afectadas. México fue el año pasado, el noveno proveedor de aluminio de Estados Unidos, con exportaciones por 1,827 millones de dólares. Sin embargo, las exportaciones de acero y productos derivados del acero alcanzaron los 10,449 millones de dólares, siendo México el tercer proveedor de la industria estadounidense, luego de Canadá y Brasil.
Aún cuando los productos de acero y aluminio mexicanos cumplan con las reglas de origen del TMEC, se les aplicará un 25% de arancel. En el caso del aluminio, la industria exporta un promedio de 5 millones de dólares al día, por lo que estos productos estarán sujetos al pago de 1.25 millones de dólares en aranceles. Y en el caso del acero, se exporta un promedio diario de 28.6 millones de dólares, por lo que estará sujeta al pago de 7.2 millones diarios en aranceles.
La participación de las importaciones mexicanas de aluminio en el mercado de Estados Unidos no es importante, siendo Canadá el principal proveedor con 79% de las importaciones totales en un mercado que el año pasado importó el 50% del total del consumo doméstico. Pero en el caso del acero, el grado de integración de la industria de México y Canadá con la de Estados Unidos es tan alta, que cuando Trump impuso aranceles en 2018, se acordaron esquemas para repartir entre los exportadores e importadores el costo de estos gravámenes y mantener los mismos niveles de exportación para no dañar la producción en la Unión Americana. Esta vez, Trump pretende que la industria de su país produzca al menos con el 80% de su capacidad instalada, lo que al menos en el corto plazo no parece posible.
Llama la atención que ni siquiera se haya comentado la posibilidad de solicitar un pánel, ya sea en el marco de la OMC – como lo hizo Canadá y la Unión Europea – o del TMEC. Esta medida no impedirá que Trump mantenga en vigor los aranceles, o incluso que anuncie otros, pero permitiría que cuando el pánel emitiera su fallo se tuviera una estimación del daño económico generado hasta entonces para solicitar el resarcimiento correspondiente.