El pasado 30 de abril, Iván Morales Corrales, exsuboficial de la extinta Policía Federal, fue asesinado en Temixco, Morelos, por un comando armado que lo interceptó en el fraccionamiento Las Brisas. Casi una década después de haber sobrevivido a un ataque del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) durante un operativo para capturar a su líder, ‘El Mencho’, Morales fue ejecutado con al menos 15 disparos mientras viajaba acompañado de una mujer.
Morales había sido uno de los 17 agentes a bordo de un helicóptero que fue derribado el 1 de mayo de 2015 por integrantes del CJNG. La aeronave fue atacada con armamento militar, incluyendo rifles Barrett calibre .50, ametralladoras y lanzagranadas de fabricación rusa e iraní. Uno de los proyectiles alcanzó el motor, provocando un incendio, pero el piloto logró un aterrizaje forzoso que evitó una explosión inmediata.
Tras el impacto, Morales logró escapar del lugar como pudo. Su chaleco antibalas le protegió de los disparos que le impactaron en el pecho y la espalda. A pesar de sufrir quemaduras en el 70 por ciento de su cuerpo, fue rescatado tras varias llamadas desesperadas a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Luego de pasar por 15 cirugías reconstructivas y una larga estancia en terapia intensiva, fue condecorado por el entonces presidente Enrique Peña Nieto por su valor.
El excomisionado general de la Policía Federal, Manelich Castilla Craviotto, lamentó profundamente su muerte, destacando la vocación de servicio y la resiliencia de Morales. “Solo pensaba en cómo seguir sirviendo al país”, escribió en redes sociales. Su trágico final refleja los persistentes riesgos que enfrentan quienes han combatido al crimen organizado en México.