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Mientras un CEO en Santa Fe optimiza su cadena de suministro con inteligencia artificial, un taller de costura en Oaxaca sigue anotando pedidos en papel. No es ciencia ficción: es la cruda realidad de una brecha digital que, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), afecta al 𝟳𝟰% 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗣𝘆𝗠𝗘𝘀 𝗺𝗲𝘅𝗶𝗰𝗮𝗻𝗮𝘀 que carecen de herramientas digitales básicas. Este no es sólo un problema tecnológico: es un tsunami que amenaza competitividad, empleo y crecimiento.
¿𝗣𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲́ 𝗱𝗲𝗯𝗲𝗿𝛊́𝗮 𝗶𝗺𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮𝗿𝗻𝗼𝘀 𝗮 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀?
La brecha no es únicamente cables o dispositivos: es 𝗱𝗲𝘀𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹𝗱𝗮𝗱 𝘀𝗶𝘀𝘁𝗲́𝗺𝗶𝗰𝗮. Las empresas que no adoptan tecnología (el 60% según el estudio) no sólo pierden productividad: se convierten en eslabones rotos de una cadena económica que frena a todo un país. Y aquí el dato más alarmante: solo el 𝟭𝟮% 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮𝘀 𝗺𝗲𝘅𝗶𝗰𝗮𝗻𝗮𝘀 usan analítica de datos. Sin estos valores, ¿cómo tomar decisiones en la era de la IA?
𝗟𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗱𝗼𝗷𝗮 𝗺𝗲𝘅𝗶𝗰𝗮𝗻а: Somos el segundo mayor consumidor de TikTok mundial, pero el último en penetración de cloud computing en Latinoamérica (IDC, 2023). ¿Cómo cerrar esta dicotomía? Aquí tres acciones concretas que he liderado en proyectos de transformación digital:
1. Alfabetización 4.0: Capacitar en habilidades digitales blandas (no meramente técnicas): desde interpretar dashboards hasta gestionar equipos remotos.
2. Modelos híbridos público-privados: Inversión en infraestructura con ROI social (ej: AWS y Google Cloud ya ofrecen créditos a PyMEs).
3. Tecnología como servicio (TaaS): Microsoluciones escalables: desde ERP en la nube por $500 USD/mes hasta chatbots para servicio al cliente.
Llamado urgente a líderes: Esto no se resuelve con más apps o fibra óptica. Requiere reinventar mentalidades. ¿Cómo?
– Para CEOs: Incluir un «Chief Digital Equity Officer» en tu equipo directivo.
– Para Gobierno: Crear un «IVA digital» que incentive fiscalmente la adopción tecnológica.
– Para TI: Diseñar soluciones glocalizadas: tan robustas como SAP, pero tan simples como WhatsApp.
La brecha digital es el cisne negro de nuestra economía. Ignorarla nos costará $150 mil millones de dólares en PIB para 2030 (MIT, 2022). Pero hay esperanza: en mi carrera, he visto cómo una tienda de abarrotes multiplicó sus ventas un 300% con un CRM simple. La tecnología no es un lujo: es un derecho.
Tu acción hoy: Si eres líder en TI, negocios o políticas públicas, hagamos sinergia.
Muchas gracias por escuchar.
