Por Arturo Damm Arnal
¿Qué tipo de economía es la mexicana? Una combinación de capitalismo, capitalismo de compadres, mercantilismo, socialismo y comunismo, todo ello operando en el marco de una economía de mercado en el sentido literal del término.
Son de mercado, en el sentido literal del término, las economías en las cuales el intercambio, consecuencia de la división del trabajo, es la actividad económica central, de tal manera que se produce para vender y se compra para consumir. En este sentido la mexicana es una economía de mercado: la mayoría de los agentes económicos producimos para vender y compramos para consumir.
Son capitalistas las economías en las cuales se usa capital para producir, siendo capital todo lo que, desde instalaciones maquinaria y equipo (capital físico), hasta conocimientos, habilidades y actitudes (capital humano), se necesita para producir. En este sentido todas las economías, la mexicana incluida, son capitalistas, porque la economía humana lo es: para producir necesitamos capital.
El capitalismo de compadres consiste en el contubernio entre el poder político y el económico (empresarios con derecho de picaporte), por el cual el primero le concede al segundo privilegios (protecciones, apoyos, concesiones monopólicas, exenciones de impuestos, subsidios, etc.), que le otorga una ventaja indebida sobre sus competidores, permitiéndole cobrar un mayor precio del que cobraría sin esos privilegios, en detrimento del bienestar de los consumidores. ¿Qué espera el poder político a cambio? La incondicionalidad de los empresarios privilegiados. Juntos integran la cúpula del poder. En México hay, ¡obviamente!, capitalismo de compadres.
El mercantilismo consiste en las medidas que el gobierno aplica para, o prohibir las importaciones (cierre de fronteras), o restarles competitividad (cobro de aranceles), con el fin de proteger a los productores nacionales de la competencia que las mismas traen consigo, en perjuicio de los consumidores. Dado que en México, entre otras medidas, se cobran aranceles, hay mercantilismo, que es una derivación del capitalismo de compadres.
El socialismo consiste en la redistribución del ingreso en nombre de la justicia social, redistribución por la que el gobierno le quita a Juan lo que, por ser producto de su trabajo, es de Juan, para darle a Pedro lo que, por no ser producto de su trabajo, no es de Pedro, redistribución que es una expoliación legal. En México gobernar es sinónimo de redistribuir el ingreso. Basta revisar el Presupuesto de Egresos de la Federación para comprobarlo: más del 60 por ciento del mismo es gasto social, es decir, redistributivo. La economía mexicana tiene una buena dosis de socialismo.
El comunismo consiste en la propiedad gubernamental de los medios de producción y en la planificación, también gubernamental, de las actividades económicas. La economía mexicana tiene una buena dosis de comunismo, y la muestra la tenemos en los monopolios gubernamentales en los sectores estratégicos, comenzando por la industria de la energía (petróleo y electricidad), monopolios que la 4T pretende reforzar.
La economía mexicana es una combinación, por demás ecléctica, de capitalismo, capitalismo de compadres, mercantilismo, socialismo y comunismo, todo ello operando en el marco de una economía de mercado en el sentido literal del término, que debería serlo, también, en el sentido institucional, siendo de mercado, en el sentido institucional del término, las economías en las cuales los derechos de los agentes económicos a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder hacerlo están plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados, algo que en México no sucede (véanse los artículos 25 y 28 de la Constitución).
La economía de mercado, en el sentido institucional del término, supone la eliminación de los elementos propios del capitalismo de compadres, del mercantilismo, del socialismo y del comunismo, eliminación necesaria para lograr mejores resultados económicos, eliminación que no tendrá lugar, menos con la 4T en el poder.
