Por Eduardo López Chávez
Como lo mencioné la semana pasada, tres son los ejes centrales sobre los que el gobierno del hijo predilecto de Macuspana asentó el Plan Nacional de Desarrollo, un documento planteado de principio a fin por ellos, es decir, aquí no hay de que a Chuchita la bolsearon.
En esta ocasión, analizaré el primero, política y gobierno, eje dentro del cual de forma muy presuntuosa, pusieron los “subejes”: erradicar la corrupción, el dispendio y la frivolidad; recuperar el estado de derecho; separar el poder político del poder económico; migración; libertad e igualdad; democracia participativa; revocación del mandato; consulta popular; mandar obedeciendo; política exterior: recuperación de los principios y cambio de paradigma en seguridad, dentro del cual incluyen, erradicar la corrupción y reactivar la procuración de justicia, garantizar empleo, educación, salud y bienestar, pleno respeto a los derechos humanos, regeneración ética de las instituciones y de la sociedad, reformular el combate a las drogas, emprender la construcción de la paz, recuperación y dignificación de las cárceles, articular la seguridad nacional, la seguridad pública y la paz, repensar la seguridad nacional y reorientar las Fuerzas Armadas, establecer la Guardia Nacional, coordinaciones nacionales, estatales y regionales y estrategias específicas.
Al leerlo, da la impresión de que este eje es muy aspiracional, ya que, no se encuentra por ningún lado, como piensan alcanzar algún objetivo que de existir, tampoco es claro, si lo evaluamos considerando el día a día, claramente nada tiene un avance, la corrupción se ha vuelto un sello de este gobierno, basta analizar lo que ha sucedido con colaboradores cercanos al morador de palacio y todo lo relacionado con el ejercicio de recursos, donde la opacidad que brindan las adjudicaciones directas, son su área de actuar.
Por otro lado, en la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana publicada en enero por el INEGI, 68.1% de la población mexicana mayor de 18 años consideró que vivir en su ciudad es inseguro, si bien disminuyó respecto al año anterior, llama la atención que en medio de una pandemia donde se supone que deberíamos de mantener un cierto aislamiento social, hay un porcentaje tan elevado y más llamativo es que, las mujeres son quienes perciben mayor inseguridad (72.6%), es decir, el estado de derecho, la procuración de justicia, la garantía de empleo, educación, salud y bienestar, que son base de su cambio en el “paradigma de seguridad”, no existen.
¿Hay alguien que sepa realmente cuál es la estrategia de seguridad?, basados en el PND, el empleo, la educación y la salud, son parte de la estrategia y los resultados en estos dos años son nulos, con retrocesos y caídas, recordemos que se han perdido más de 647 mil empleos, la educación volvió a las manos de la CNTE y el SNTE, el sistema de salud está rebasado producto de la pandemia, pero también de la mal entendida austeridad que los dejó prácticamente a la deriva; tan grande es el fracaso que no tuvo más opción que aceptar el incremento de los homicidios y feminicidios.
Sobre el Ejército, es claro que hoy es todo menos garante de la soberanía nacional, son albañiles, carpinteros y contratistas; el crimen organizado tiene capturadas ciudades enteras, la Guardia Nacional ni resguarda nada, ni es nacional, está concentrada en el sur y algunas otras partes, a la espera de instrucciones que no se sabe si son parte de una estrategia bien estructurada o una ocurrencia mañanera, en la transformación de cuarta solo hay omisiones, discrecionalidad y servilismo, pero no hay seguridad, salud o empleo, en pocas palabras no hay ni política ni gobierno, usted mi querido lector, ¿qué evaluación le daría a este eje?
En la tercera parte de este comentario, hablaré sobre la política social o mejor dicho clientelar como se sabe que es.
