En muchas ocasiones, he mencionado lo importante que es la existencia de un entorno de certeza, que permita a los capitales tomar la decisión de invertir en nuestro país, el estado de derecho se vuelve entonces, pilar fundamental para la atracción de esos recursos, que se convertirán en activo fijo para la producción, que permitirá por un lado, crear empleo y por otro dar satisfacción a las necesidades de los consumidores que se encuentran dentro del país, en buen cristiano, confianza = inversión = empleo = reactivación económica.
Pero ¿Qué sucede si los incentivos no se dan dentro de un círculo virtuoso?, por definición lo que no es virtuoso es malicioso, es decir, existe la posibilidad de que los capitales que vienen a invertir, no lo hagan con la finalidad de aportar al aumento de la calidad de la vida de las personas, sino únicamente para obtener una ganancia, lo anterior se debe a la existencia de problemas como la corrupción, la falta de planeación y la nula rendición de cuentas, para ejemplo, consideremos la obra pública de los últimos años.
Lo anterior, no es exclusivo del gobierno actual, es una situación que esta presente desde hace mucho tiempo en el país, lo sucedido recientemente en el sistema de transporte colectivo de la Ciudad de México, es un ejemplo, pero también le podemos agregar, el socavón del paso exprés, la problemática que todos hemos padecido en algún momento de la famosa carretera del Sol, que desde que se inauguró hace ya varios años, jamás ha dejado de estar en construcción, el pésimo bacheo en las calles o por ejemplo, la falta de estudios de factibilidad e impacto ambiental de Dos Bocas, Santa Lucía o el Tren Maya.
Todas las obras mencionadas anteriormente, han abonado a la inversión en el país, han generado empleo y han reactivado en su momento la economía local, pero también, han generado personas lesionadas o incluso muertas por los accidentes que ahí han sucedido, a excepción de las últimas tres, lo cual me lleva a preguntarle a quienes defienden insanamente las locuras del hijo predilecto de Macuspana, si llegase a ocurrir un grave accidente (que espero no sea así) que cueste la vida de personas, por errores de construcción o planeación en estás obras ¿van a condenar y repudiar al tabasqueño tanto como lo hacen con otros ex funcionarios? Me resulta un poco difícil creer que así sea.
De regreso a lo recientemente sucedido en el metro de la Ciudad de México, es importante resaltar que, es responsabilidad tanto de la administración actual encabezada por Claudia Sheinbaum (3 grandes accidentes han sucedido bajo su gobierno), como de las administraciones anteriores iniciando con la del hoy Canciller Ebrard que finalmente fue, quien la construyó, pasando por Miguel Ángel Mancera, quién si bien detuvo el funcionamiento de la línea en un principio, decidió no ir mas a fondo en contra de quien negligentemente, aceptó y promovió los errores que de origen se encontraron.
Hoy nuestro país, sufre una de las crisis sanitarias y económicas mas graves de su historia, la negligencia en el manejo de las autoridades, la gran cantidad de errores y omisiones que, aún siendo señalados se archivan, no se investigan y no se atienden, solo generan incertidumbre. Estos dos años de la transformación de cuarta, han costado dinero y tiempo, pero más valioso es el costo de vidas que se ha tenido que pagar, los gobiernos pasados también tienen un saldo en este sentido que deben aclarar, la violencia y los crímenes aumentan, la sociedad tiene la obligación de poner un alto a todo esto y exigir resultados.
El voto es hoy mas que nunca, la más grande herramienta de los ciudadanos, somos más los que queremos una mejora, el voto se debe ejercer de forma informada y dejando de lado, los intereses partidistas, que sean los mejores y los más calificados los que lleguen a los puestos, el silencio y la inacción es complicidad, corrupción y negligencia, por cierto, entre tanto abuso y violación de derechos ¿alguien sabe donde está Rosario Piedra? Si la encargada de velar por los derechos humanos en el país brilla por su ausencia, ¿qué podemos esperar de los demás?