8 de julio de 2025 12:02 pm
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OPINIÓN

Mes AAPI: Kim Ji-Young, nacida en 1982

La historia puede parecer sencilla y poco importante: habla de la vida de una mujer de 33 años llamada Kim Ji-Young, un nombre tan común en el país del yin-yang rojiazul como María García para los latinoamericanos...

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Cecilia González Michalak

En mayo se celebra el mes de la Herencia Asiático-Americana y de las Islas del Pacífico (AAPI por sus siglas en inglés). Estados Unidos lo instauró para conmemorar las contribuciones culturales que estas comunidades han hecho a lo largo de la historia, peleando por una sociedad más abierta e inclusiva. Bajo este tenor, durante este mes, presentaremos libros de autoras asiáticas que han buscado hablar de temas como el feminismo y la equidad de oportunidades.

Para comenzar, hablaremos del libro Kim Ji-Young, nacida en 1982 de la escritora coreana Cho Nam-Joo. Publicado en Corea en 2016, llegó al público hispanoparlante en 2019. La historia puede parecer sencilla y poco importante: habla de la vida de una mujer de 33 años llamada Kim Ji-Young, un nombre tan común en el país del yin-yang rojiazul como María García para los latinoamericanos.

Desde pequeña, fue testigo de la clara diferencia entre sexos; ella y su hermana tenían que siempre ayudar en casa, mientras que a su hermanito no le exigían nada por ser el hombre de la nueva generación. Esta situación se repetía en diferentes contextos y en los siguientes años, tanto en la escuela, como en la calle. Una mujer no debe preocuparse mucho por estudiar y superarse, ya que al final, está destinada a ocuparse de su marido, de sus hijos y de la administración del hogar. Una mujer debe estar atenta de los peligros al salir, y es su culpa si algún hombre busca grabarla o fotografiarla en un baño público cuando está vulnerable.

En el mundo laboral, la dicotomía de ser mujer, tener derechos y hacerlos valer, causaban el descontento de los pares masculinos. Haber nacido con los genes XX significaba que una persona no valía para tener ascensos u oportunidades laborales, debido a que la maternidad se antepondría a su carrera, obligando, al final, sustituir a una mujer por un empleado hombre. ¿Para eso sirve la equidad? ¿para tener pretextos para llegar tarde o tener más días de descanso por un embarazo?

La autora quiso hacer una narración que reflejara su situación de violencia y discriminación, ya que Corea del Sur es uno de los países con más marcada desigualdad, quedando por debajo de naciones menos desarrolladas como India, Nepal o Liberia, según una evaluación sobre igualdad económica de género realizado por el Foro Económico Mundial. Lamentablemente, esta realidad sobrepasa las latitudes del país del hangul y se hace presente en muchas otras naciones. En México, según PwC, por cada 100 pesos que gana un hombre, las mujeres perciben 73 pesos… y no hablemos de la violencia y de los feminicidios, que acrecientan la brecha de desigualdad en seguridad. Este libro causó revuelo en Corea, a tal grado que si alguna actriz o idol habían leído el libro, buscaban cancelarla por feminista.

El feminismo está mal visto en Corea; muchos hombres perciben a las mujeres que luchan por la equidad como fanáticas extremistas violentas, y las denigran diciendo que forman parte de grupos como Megalia. Ésta última, fue una comunidad online que salió en 2015, después la crisis del SARS, donde culparon a dos mujeres por ser las que ingresaron el virus a territorio coreano y diciendo que como “chicas kimchi”, sólo fueron a China de shopping, usando el dinero de sus esposos, lo que desató un enfrentamiento entre netizens de ambos sexos. Megalia jugaba al mirroring, usando los mismos insultos y repitiendo las actitudes de grupos ultra-derechistas misóginos, y a pesar de que ya ha desaparecido, lo siguen usando como peyorativo para mujeres feministas.

La novela inspiró cambios en la legislación coreana contra la discriminación de género en el trabajo, llamadas «leyes Kim Ji-Young». El libro ha sido traducido a varios idiomas por lo recurrente de las situaciones que se narran, convirtiéndose, al final, en un testimonio generacional y femenino de lo que pasa en diversas sociedades, tanto en la coreana, como en la mexicana.

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