El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, declaró ante el Congreso que se ha desplegado un contingente de 11,900 soldados en la frontera sur para contener la migración irregular. Durante una audiencia con el Comité de Gastos de la Cámara de Representantes, sostuvo que el gobierno de Donald Trump ha reducido los cruces ilegales a mínimos históricos, asegurando que “la era de las fronteras abiertas ha terminado”.
Hegseth destacó que el despliegue militar en coordinación con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y el Departamento de Seguridad Nacional ha logrado una caída del 99.99% en los cruces ilegales, comparando esta cifra con los niveles registrados durante el siglo XXI. Además, criticó a la administración Biden, acusándola de haber facilitado el ingreso de criminales y terroristas extranjeros a través de la frontera.
Como parte de esta nueva estrategia, tropas de la Guardia Nacional han comenzado a apoyar directamente a los agentes migratorios en ciudades como Los Ángeles, ampliando sus funciones más allá de la protección de instalaciones federales. Ahora también aseguran perímetros y colaboran durante las redadas y operativos de detención.
Las medidas han provocado una ola de protestas en varias ciudades del país. Desde Los Ángeles, donde comenzaron las manifestaciones, las movilizaciones se han extendido a lugares como Seattle, Austin, Chicago, Washington y Nueva York. Aunque la mayoría de las protestas han sido pacíficas, algunas derivaron en enfrentamientos con las autoridades y detenciones.