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Desde donde se le vea, la aprobación del paquete fiscal 2025-26 será uno de los mayores logros de este segundo periodo de gobierno para Donald Trump. Permite financiar su programa de gobierno hasta enero del 2029, aumenta la deuda en casi cinco billones (en español) de dólares – un billón más que la propuesta aprobada por la Cámara de Representantes – y reduce la tasa de impuestos que pagarán las empresas más grandes del 21% al 15%, lo que aunado a su política arancelaria, servirá para atraer inversión extranjera.
Sin embargo, aunque los republicanos controlan ambas cámaras del congreso hasta diciembre del próximo año, ambas mayorías son muy pequeñas, lo que restringe la capacidad de maniobra del speaker Mike Johnson (220-212) como de John Thune en el senado (53-47) y resalta la aprobación de este paquete fiscal que castiga a los más necesitados.
Apenas este martes, el senado aprobó su versión del paquete fiscal 51-50, donde fue necesario el voto de calidad del vicepresidente J.D. Vance como presidente de la cámara alta. Susan Collins (Maine), Rand Paul (Kentucky) y Thom Tillis (Carolina del Norte) votaron en contra y fue el voto de Lisa Murkowski (Alaska) lo que inclinó la balanza para los republicanos.
En la cámara baja, el speaker Johnson no podía perder a más de tres de los 220 republicanos debido a que en caso de empate la propuesta de ley se considera “no aprobada”. Thomas Masie (Kentucky) y Brian Fitzpatrick (Pennsylvania) votaron en contra junto con los demócratas, lo que dio el resultado final de 218-214, luego de dos días de todo tipo de presiones por parte del mismo Trump.
Entre los temas que fueron parte del debate en ambas cámaras, el impuesto a las remesas no fue importante, pero estuvo en el radar de algunos legisladores por su relación con las deportaciones y el tema migratorio. El Comité de Reglas del Senado aprobó la enmienda de la propuesta de la cámara baja para reducir del 3.5% al 1% el impuesto y que se aplicara sólo a las transacciones en efectivo de cualquier persona que no se originaran desde alguna cuenta, tarjeta de débito o crédito emitida por cualquier banco en territorio estadounidense. Durante el debate no hubo ninguna propuesta de enmienda.
El objetivo de este impuesto es identificar a personas que estén ilegalmente en territorio de Estados Unidos, pues si no cuentan con los papeles necesarios, es muy difícil abrir una cuenta bancaria. Si consideramos que el año pasado se estima que se enviaron entre 600,000 y 800,000 millones de dólares en remesas desde Estados Unidos a todo el mundo, y que la enorme mayoría de las transacciones se hicieron por medios electrónicos, el ingreso anual esperado de esta medida es de unos 1,500 millones de dólares, cantidad que puede incluso ser menor debido a la reducción en los envíos que el Banco de México ha documentado durante los primeros cinco meses del año.
Luego de que el Senado aprobó su versión del paquete fiscal y lo regresó a la cámara baja, había tres posibles alternativas para lograr la versión final. La ratificación de la versión aprobada por el Senado sin ninguna enmienda era la más difícil por las exigencias de los republicanos. La aprobación del paquete fiscal este jueves demostró el control abrumador que tiene Trump sobre los republicanos.
Entre las 529 enmiendas que se presentaron al Comité de Reglas de la Cámara de Representantes para incluirlas en el debate final, cuatro de ellas estaban relacionadas con las remesas. Los demócratas Nydia Velázquez (Nueva York) y Jesús García (Illinois) proponían eliminar el impuesto; los demócratas Sam Liccardo (California) y Adriano Espaillat (Nueva York) propusieron no aplicar el impuesto hasta que el Departamento del Tesoro certificara que este impuesto no promovería el lavado de dinero y otras actividades ilícitas; un grupo de republicanos encabezados por Andy Biggs (Arizona) proponían restaurar la propuesta del 3.5%; y un grupo de demócratas encabezado por Sylvia Garcia (Texas) hicieron el último intento por eliminar el impuesto. El Comité de Reglas desechó todas las enmiendas.
El gobierno mexicano no puede considerar que el impuesto del 1% a las remesas sea una victoria, pues el gasto en reforzamiento al control fronterizo supera los 150,000 millones de dólares y la reducción a la tasa fiscal de las empresas más grandes serán un incentivo en contra de invertir en México. El gobierno de Sheinbaum requiere implementar medidas concretas pues la retórica no es suficiente para interesar a los inversionistas.