22 de diciembre de 2024 7:08 am
OPINIÓN

Pequeñas promesas, pero muy vistosas | Coyuntura económica y algo más

La frustración y la desilusión de muchos no pueden negarse y la brecha entre las palabras y los hechos es cada vez más clara. Hoy, el morador de Palacio dice que vamos requete bien, pero la realidad es muy distinta...

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Por Eduardo López Chávez


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Continuando con el “algo más” de la coyuntura económica, aquí otras diez promesas incumplidas del hijo predilecto de Macuspana.

1. Prohibir que los funcionarios empleen a trabajadores del Estado en su domicilio: Esta promesa, destinada a eliminar los abusos de algunos funcionarios, ha quedado en el olvido. El primero en violar esta promesa fue, sin duda, el propio tabasqueño, al cambiar su domicilio a Palacio Nacional, el cual, por definición, no es una residencia oficial para que habite el presidente. Esto ha requerido la contratación de nuevo personal y que otros trabajadores del Estado deban mantenerse ahí en todo momento.

2. Ningún funcionario podrá cerrar las calles o detener el tráfico sin causa de emergencia: Esta promesa ha sido totalmente falsa. No solo se llegan a cerrar calles para dar prioridad a los funcionarios del gobierno del morador de Palacio, sino que debido a la decisión de vivir en Palacio Nacional, también se ha limitado el libre acceso a ese recinto histórico a la población en general.

3. No comprar mercancía que exista en los almacenes públicos en cantidad suficiente: Si bien es cierto que la ineficiencia en la gestión de recursos se manifiesta en la compra innecesaria de productos que ya están disponibles en los almacenes públicos, esta administración ha ido al extremo contrario al privar prácticamente de todos los suministros mínimos necesarios para realizar actividades básicas en las oficinas de gobierno. Incluso, son los propios empleados del gobierno quienes deben adquirir y llevar esos instrumentos para poder realizar su trabajo sin problemas.

4. No remodelar oficinas ni comprar mobiliario de lujo: A pesar de las promesas de austeridad, la ostentación sigue siendo una característica de muchas oficinas gubernamentales. La prioridad debería ser mejorar la calidad de los servicios públicos en lugar de buscar la opulencia en la decoración y el mobiliario. Al inicio de esta administración, se tuvo que hacer una remodelación bastante costosa al Palacio Nacional para asegurar que el tabasqueño pudiera habitarlo, de nueva cuenta fue el primero en violar su promesa.

5. Solo tendrán apoyo de choferes los secretarios y subsecretarios: El derroche de recursos en privilegios para altos funcionarios, como choferes asignados, revela una desconexión con las necesidades reales de la población. La eliminación de estos privilegios innecesarios podría redirigir fondos hacia áreas más prioritarias. Sin embargo, es común observar a todos los miembros del gabinete y sus personales más cercanos utilizando el servicio de choferes asignados a las diferentes oficinas. Prácticamente no ha cambiado esta situación con respecto a anteriores administraciones.

6. Eliminar seguridad personal para funcionarios que no lo necesiten: La pregunta más importante aquí es quién realmente necesita esa seguridad. Hay que recordar que parte de las actividades asignadas al extinto Estado Mayor Presidencial del Ejército era justamente el resguardo y la protección no solo del titular del ejecutivo, sino de los titulares de las diferentes dependencias de gobierno que así lo requirieran. Es decir, es algo que ya estaba considerado dentro del gasto cotidiano del ejército. Al eliminar al Estado Mayor, toda necesidad de custodia adicional tendrá que ser cubierta por el erario público. Por lo tanto, no ha habido ningún cambio real.

7. Eliminar gastos de vestuario y protocolo destinados al presidente, colaboradores y familiares: Si bien es cierto que ha quedado claro que, a diferencia de otras administraciones, la del hijo predilecto de Macuspana no se ha enfocado en gastos relacionados con el rubro de vestuario y sus apariciones públicas son muy reducidas, lo cual en principio debería disminuir el gasto en protocolo. La realidad es que se aumentó de manera significativa el costo utilizado para las conferencias de prensa. Hay que recordar que de forma diaria, por al menos 2 horas al día, se tiene que pagar para la elaboración y transmisión del show cómico mágico musical del tabasqueño.

8. Cuidar los bienes de las oficinas a disposición de servidores públicos: El descuido de los bienes públicos refleja una falta de responsabilidad y respeto por el patrimonio común. La negligencia en el mantenimiento de oficinas y equipos no solo representa un desperdicio de recursos, sino también una falta de compromiso con la eficiencia y la transparencia. Además, en específico en el tema de mantenimiento, hay que recordar que la administración de la 4T ha dejado mucho que desear en gobiernos locales. Recuerde lo que sucedió con el metro de la Ciudad de México, que fue un tema de mantenimiento.

9. Evitar gastos innecesarios en el extranjero y solo designar un delegado federal en cada una de las entidades: La representación diplomática y gubernamental en el extranjero debe estar enfocada en promover los intereses nacionales de manera eficiente y económica. El exceso de delegados federales y los gastos superfluos en viajes al extranjero solo aumentan la carga sobre las arcas públicas, sin un beneficio tangible para la ciudadanía. Lamentablemente, las oficinas de representación de nuestro país en el extranjero se han llenado de personas sin la más mínima experiencia en el rubro, dado que han sido utilizadas como moneda de cambio política en los últimos años. Esta situación puede resultar más costosa que el esquema de antaño.

10. Siempre tratar con amabilidad a los ciudadanos: La cortesía y el respeto hacia los ciudadanos son fundamentales para una relación sana entre el gobierno y la sociedad. El incumplimiento de esta promesa básica es una afrenta a la dignidad de los ciudadanos y socava la confianza en las instituciones públicas. Del Andrés Manuel luchador social que se le percibía cercano a las personas y cuyos eventos eran una muestra de liderazgo social cercano a los ciudadanos, ya no existe nada. Hoy, cuando no pone como pretexto la investidura presidencial, simplemente ordena la instalación de vallas alrededor de su palacio para no atender a la gente. Eso no es amabilidad, eso es insensibilidad.

Es lamentable constatar cómo las promesas, una vez en el poder, se han desvanecido. La frustración y la desilusión de muchos no pueden negarse y la brecha entre las palabras y los hechos es cada vez más clara. Hoy, el morador de Palacio dice que vamos requete bien, pero la realidad es muy distinta. Una vez más, queda claro que no tiene palabra sobre sus promesas.

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