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Luego de la visita de Mark Carney, a la Casa Blanca, Trump dejó en claro que todas las opciones relacionadas con la revisión del TMEC están sobre la mesa, mientras que el nuevo primer ministro de Canadá agregó que es necesario hacer varias modificaciones al tratado. Las declaraciones de ambos líderes cuestionan la evaluación del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) sobre los escenarios que se puedan presentar para la revisión del tratado, haciendo prever que es necesario que el sector privado mexicano reconsidere los escenarios planteados a la presidenta Sheinbaum.
El mes pasado, el CCE presentó en Palacio Nacional cuatro posibles escenarios. En el primero, habría una revisión selectiva donde se establecerían políticas comunes en contra de China y una revisión de derechos laborales, lo que correspondería al ambiente que prevalecía al final del mandato de Biden y que hoy está superado. En el segundo, se abrirían algunos capítulos – no todos – para modificar reglas de origen y condiciones de acceso al mercado estadounidense, aunque no se plantea la posibilidad de agregar nuevos capítulos, lo que parece inevitable después de las declaraciones de Trump y de varios miembros de su gabinete y del papel que han adquirido en la relación regional el control a la migración y al tráfico de narcóticos, el agua e incluso la inteligencia artificial.
Un tercer escenario plantea la revisión anual del tratado, lo que resulta muy poco viable dada la necesidad de que el congreso establezca los objetivos de negociación y el que el proceso de ratificación vigente requiere al menos de un año, bajo condiciones muy optimistas. Esta situación generaría un clima de negocios contraproducente, lleno de incertidumbre y sujeto a los caprichos del gobernante en turno. Finalmente, la cuarta opción sería la reapertura del tratado en la que Estados Unidos renunciaría. El CCE estima que los escenarios dos y tres son los más viables.
Llama la atención que el documento del CCE no atiende los efectos que los cambios en la legislación generados por el gobierno de López Obrador han tenido sobre la economía, sobre el nivel de riesgo del país y la necesidad de ajustar los mecanismos de solución de controversias para garantizar a los inversionistas extranjeros que sus proyectos no serán afectados por la reforma judicial. Al final de abril, el valor del indicador de riesgo de México fue de 351 (326 en marzo), el octavo más alto entre los países latinoamericanos, a comparación de Uruguay (102) o Brasil (230). Este indicador mide la probabilidad de que una nación no cumpla con sus compromisos de deuda externa.
Trump dijo este martes que el TMEC ha sido muy efectivo, pero “la gente lo tiene que aplicar”, lo que muchos interpretaron como una alusión a México. Agregó que fue una transición del TLCAN y que habrá que ver si sigue siendo necesario. Entre los estudios que solicitó en el memorándum que publicó el día de su toma de posesión sobre temas de comercio internacional, está una evaluación del TMEC y sus efectos sobre los agricultores, trabajadores y empresarios grandes y pequeños de Estados Unidos, que no ha sido dada a conocer al público.
Trump dijo en la conferencia de prensa conjunta con Carney que ya no quiere autos, acero ni aluminio de Canadá, país al que dice que Estados Unidos subsidia con más de 200,000 millones de dólares al año y que Canadá necesita más de Estados Unidos que la Unión Americana del país de la hoja de maple. El primer ministro le respondió que Canadá sigue siendo el país que compra más productos estadounidenses, alrededor del 17% de las exportaciones totales de ese país, al que le siguen México (15%), China (6%), Reino Unido (4.6%) y Países Bajos (4.5%).
Carney agregó que el TMEC puede servir como base para una negociación más amplia, lo que da pie a considerar los nuevos capítulos que puedan agregarse. La semana pasada comentaba en este espacio que la manera como Trump ha entrelazado los temas comerciales con la seguridad nacional de Estados Unidos da pie para considerar nuevos capítulos sobre migración, narcotráfico, minerales estratégicos y agua, en tanto que el sector privado de ese país ha propuesto agregar un capítulo sobre inteligencia artificial.
Todo indica que Trump mantendrá un arancel base del 10% para generar incentivos a la relocalización de empresas a territorio estadounidense. Esto debiera generar ajustes en el Plan México y en el proyecto de presupuesto para el 2026 y ayudar a dar certeza a los empresarios que operan en el país.