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Recesión: la fiesta que nadie quiere, pero todos pagamos | Coyuntura económica y algo más

...una recesión puede detonarse por muchos factores, pero uno de los más importantes es la incertidumbre, y de esa tenemos de sobra. Entre aranceles, tensiones políticas, cambios en la política monetaria...

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La recesión no avisa, solo llega, se instala y te vacía el refrigerador…

Macraf

Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre una posible recesión económica en México. Incluso en este espacio lo he planteado anteriormente. Pero la gran pregunta es: ¿cuándo empieza realmente una recesión? ¿En qué momento podemos decir con certeza que ya estamos en una?

Para entenderlo, primero hay que entrar brevemente en lo técnico. Una recesión, en términos clásicos, se presenta cuando una economía acumula dos trimestres consecutivos de contracción en su Producto Interno Bruto (PIB), es decir, cuando se produce menos de lo que se venía produciendo en términos de bienes y servicios.

Hablamos de una economía que no solo deja de crecer, sino que se achica, y con ello trae efectos en cascada: menor consumo, reducción en la inversión, pérdida de empleos, disminución de la liquidez en los hogares y eventualmente una baja generalizada de precios (deflación). Aunque en algunos casos, el escenario se complica y surge la temida estanflación, una mezcla de recesión con inflación alta, que es lo que algunos analistas ya prevén para Estados Unidos. Afortunadamente, en el caso mexicano ese no parece ser el panorama inmediato, aunque tampoco podemos cantar victoria.

Ahora bien, una recesión puede detonarse por muchos factores, pero uno de los más importantes es la incertidumbre, y de esa tenemos de sobra. Entre aranceles, tensiones políticas, cambios en la política monetaria global y, por supuesto, la narrativa de que “todo está bien” mientras las cifras dicen lo contrario, el escenario es poco alentador.

En los últimos meses, la economía mexicana ha mostrado una clara tendencia a la desaceleración. El PIB cayó 0.6% en el último trimestre del 2024, y aunque los datos del primer trimestre de 2025 aún no están consolidados, todo indica que podrían apuntar a una contracción igual o mayor. Varios analistas ya estiman que, en un escenario de escalada arancelaria, la economía mexicana podría caer entre 1% y 1.3% este año.

Indicador EconómicoDato más recienteVariación o señal
PIB – 4T 2024-0.6% (trimestral)Contracción
Consumo privado – enero 2025-0.3% (mensual)Caída
Formación bruta de capital fijo-1.5% (mensual)Contracción
IGAE – enero 2025-0.2% (mensual)Enfriamiento
Inflación – marzo 20253.8% (anual)Dentro del objetivo
Expectativas OCDE para 20250.8% (previas: 1.4%)Revisión a la baja

Más preocupante aún es que no solo el PIB está flaqueando. El consumo privado cayó 0.3% en enero, la formación bruta de capital fijo bajó 1.5%, el Indicador Global de la Actividad Económica retrocedió 0.2%, y aunque la inflación se ubica en 3.8%, dentro de los márgenes del Banco de México, la tendencia apunta hacia una posible caída en los precios que podría agravar aún más la contracción.

Para sumarle dramatismo al escenario, miembros de la Junta de Gobierno del propio Banco de México han comenzado a alertar sobre una posible recesión. Es decir, no lo está diciendo la oposición ni los analistas críticos, sino la autoridad monetaria del país.

El gran problema es que una recesión no se anuncia con bombos y platillos, ni tiene una fecha clara de inicio. Lo sabremos, como siempre, tarde. Es un diagnóstico que se confirma en retrospectiva, cuando ya pasaron los trimestres y los daños están hechos. Si se confirma que el primer trimestre de 2025 también fue negativo, entonces podríamos decir que México está en recesión desde octubre de 2024.

¿Cuánto va a durar? Nadie lo sabe. ¿Qué tan profunda será? Se estima que será moderada, pero la moderación también puede doler, sobre todo si se acompaña de malas decisiones fiscales y económicas. El T-MEC sigue siendo una tabla de salvación para la economía mexicana, pero no es infalible, y menos si no se aprovecha con una estrategia clara.

Y aquí va la advertencia: una recesión no solo es un tema de cifras, es un asunto del día a día. Afecta tu empleo, tu ingreso, tu capacidad de compra. Por eso, hay que actuar con inteligencia. Evita endeudarte, cuida tu fuente de ingresos, prioriza gastos esenciales. Porque si algo nos ha enseñado la experiencia, es que en este país las crisis llegan calladitas, pero duran mucho más de lo que deberían.

En conclusión, México parece haber entrado a la sala de espera de una recesión. No sabemos si será pasajera o se convertirá en residente permanente. Lo que sí sabemos es que el gobierno debería dejar el discurso triunfalista y tomar decisiones serias, antes de que el costo lo pague, como siempre, el ciudadano de a pie.

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