El salvamento arqueológico del Tramo 7 del Tren Maya desvela 26 entierros humanos, destacando 10 cistas, a lo largo de 36 kilómetros entre Constitución y Lechugal, evidenciando ocupaciones mayas desde el Clásico Temprano hasta el Tardío. El arqueólogo Gustavo Alejandro Cool Argüelles lideró las excavaciones, revelando una variedad de disposiciones funerarias y ofrendas, desafiando la ausencia de sitios rector y la singularidad de las estructuras halladas.
La exploración reveló un patrón disperso de asentamientos, con restos funerarios ubicados en basamentos y cimientos de monumentos, algunos de los cuales revelan la adaptación al medio ambiente, evidenciando una vida en la parte alta de cerros, con acceso limitado al agua. La presencia de objetos cerámicos y cistas plantea debates sobre la naturaleza de los rituales funerarios en estos lugares.
El descubrimiento de entierros en viviendas y plazas sugiere una relación íntima entre la población y sus monumentos, subrayando la importancia ritual de estos espacios. Además, las lápidas encontradas ofrecen pistas sobre la iconografía y la organización social de las antiguas comunidades mayas en el sur de Campeche, desafiando las interpretaciones tradicionales.
A pesar de las malas condiciones de conservación de muchas osamentas, se espera que los análisis isotópicos y de elementos traza arrojen luz sobre la dieta y la procedencia de estas poblaciones. En conjunto, este salvamento arqueológico destaca la riqueza y diversidad cultural de la región, ofreciendo nuevas perspectivas sobre la vida cotidiana y las prácticas funerarias de los antiguos mayas en el sur de Campeche.
