Las autoridades japonesas están bajo una creciente presión para estabilizar el yen, que ha experimentado una depreciación significativa, cayendo a su nivel más bajo en casi cuatro décadas. El ministro de Finanzas, Shunichi Suzuki, expresó ayer la disposición del gobierno para intervenir en el mercado de divisas para frenar la volatilidad indeseada. «Buscamos que el tipo de cambio se mantenga estable; movimientos bruscos no son beneficiosos para la economía», afirmó Suzuki.
Yoshimasa Hayashi, secretario jefe del gabinete, también enfatizó la importancia de tomar medidas adecuadas para contrarrestar las fluctuaciones extremas del yen, aunque evitó detallar posibles niveles de intervención. Estas declaraciones ocurren en un contexto donde el yen se ha depreciado sustancialmente, cerrando recientemente en 160.52 por dólar, muy cerca del mínimo histórico de 160.88.
El desplome del yen se debe en parte a la divergencia en las políticas de tasas de interés entre Japón y Estados Unidos. Esta situación ha llevado a los mercados a especular sobre posibles acciones del Banco de Japón. A pesar de las señales de un posible aumento de las tasas de interés por parte del BOJ, los analistas son escépticos sobre la capacidad de estas intervenciones para revertir la tendencia a largo plazo de debilidad del yen, influenciada principalmente por la incertidumbre en las políticas monetarias globales, especialmente de la Reserva Federal de EE.UU.
