La majestuosa pero abandonada mansión que perteneció a Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi, ha sido una carga económica para el estado de Berlín desde el año 2000. La propiedad, ubicada a orillas del lago Bogensee, cerca de Berlín, ha caído en decadencia, y el mantenimiento cuesta al gobierno local 300.000 dólares anuales. Debido a la falta de compradores y su oscura historia, las autoridades han optado por regalarla.
La villa, que alguna vez fue un retiro lujoso para Goebbels y su familia, ahora atrae a curiosos que desafían la maleza y el deterioro para asomarse a la mansión. Sin embargo, la preocupación por su posible uso indebido por grupos extremistas ha llevado al estado a rechazar propuestas y sugerir fines sociales para la propiedad.
Una propuesta reciente de la Asociación Judía Europea busca transformar el lugar en un centro para combatir el discurso de odio, evitando así la demolición del sitio. A pesar de esta iniciativa, el gobierno de Berlín sigue preparado para derribar la mansión si no se encuentra una solución viable para su conservación.