En la noche del 16 de septiembre de 1973, días después del golpe militar que derrocó al presidente Salvador Allende, una estatua de Che Guevara, la primera erigida en su honor a nivel mundial, fue derribada en San Miguel, un barrio de Santiago, Chile. La enorme estatua de bronce, que medía cerca de diez metros incluyendo su pedestal, había sido inaugurada con gran entusiasmo tres años antes, pero fue destruida por órdenes del régimen militar. Desde entonces, la estatua lleva más de cinco décadas desaparecida.
Juan Pablo Meneses, periodista y escritor chileno, aborda este enigmático suceso en su nueva novela «Revolución». En ella, Meneses relata cómo la estatua, que había sido una representación simbólica de las ideas revolucionarias, se convirtió en un objetivo de las fuerzas anticomunistas del régimen de Augusto Pinochet. Según el autor, este monumento no solo fue un homenaje al guerrillero argentino, sino también un emblema del fervor revolucionario que se vivía en América Latina en esa época, compitiendo simbólicamente con figuras religiosas como Jesucristo en un periodo marcado por la agitación política.
La historia de la estatua ha quedado envuelta en misterio. En su investigación, Meneses encontró escasas imágenes de su demolición, aunque se cree que fue arrastrada por un camión militar, según registros de prensa de la época. El autor sugiere que la estatua pudo haber sido dinamitada o escondida en algún depósito militar, aunque también existen teorías que señalan que fue enterrada bajo una piscina. Lo cierto es que la desaparición del monumento se ha convertido en un símbolo de los pactos de silencio que envolvieron al país tras el golpe de Estado.
Esta obra de Meneses no solo explora el destino de la estatua, sino también la historia de sus creadores, quienes han sido olvidados con el tiempo, al igual que el propio monumento.
