Este martes, Corea del Norte voló con explosivos varias secciones de las carreteras y líneas ferroviarias que conectaban con Corea del Sur. Estas vías, que nunca llegaron a ser utilizadas, fueron construidas con miras a una eventual reunificación durante periodos de acercamiento entre ambos países. Sin embargo, las tensiones actuales llevaron al régimen de Kim Jong-un a ejecutar este acto, buscando “separar completamente” a ambas Coreas.
El incidente ocurre en un contexto de acusaciones mutuas, donde Pyongyang acusa a Seúl de enviar drones para difundir propaganda. Kim Yo Jong, hermana del líder norcoreano, lanzó fuertes advertencias contra Corea del Sur, señalando que pagaría «un alto precio» por estas supuestas acciones. Este acto de demolición es una clara señal de la postura del régimen, que se distancia de la reunificación pacífica promovida por sus predecesores.
La reacción de Corea del Sur fue inmediata, con disparos de advertencia en la frontera y una condena del Ministerio de Unificación, calificando las acciones de Corea del Norte como «anormales» y un retroceso en los acuerdos previos. Además, Seúl recordó que las infraestructuras destruidas habían sido financiadas en gran parte con fondos surcoreanos, lo que aumenta la gravedad del hecho.
Este cambio en la estrategia de Corea del Norte, que ahora parece renunciar definitivamente a la reunificación y tratar a Corea del Sur como un enemigo permanente, marca un nuevo capítulo en la compleja relación entre ambos países.
