En medio de los señalamientos de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) sobre las barreras en el procesamiento de pagos con tarjeta, ha surgido una propuesta desde la Asociación de Bancos de México (ABM) para establecer la RedM, una nueva red nacional en la que participarían emisores bancarios, adquirentes, agregadores y otras entidades.
Según el plan inicial del proyecto, al que este medio tuvo acceso, se estima que el costo operativo de la RedM sería de hasta 300 millones de pesos en su primer año. Este gasto se destinaría a nómina, herramientas, contratación y bonificaciones, asesoría externa, y compensación para los miembros del Consejo de Administración.
El objetivo principal de la RedM sería centralizar la gestión de reglas, protocolos y arbitraje bajo un único interlocutor para garantizar el buen funcionamiento y crecimiento de la red. Actualmente, estas responsabilidades están dispersas entre diversas capas, lo que dificulta la coordinación y toma de decisiones. Además, las operaciones de la red se rigen por el Contrato de Intercambio Doméstico, un acuerdo privado entre los participantes sin un dueño único para su gestión.
La propuesta de la RedM busca fomentar la competencia en la red, ofrecer representación a todos los participantes (bancarios y no bancarios) a través de un único interlocutor, y facilitar la entrada de nuevos jugadores. También se compromete a hacer cumplir las reglas y establecer mecanismos de sanción para garantizar la seguridad, confiabilidad y estabilidad de la red, así como promover la adopción y expansión de los pagos electrónicos.
El plan inicial contempla tres tipos de usuarios de la RedM: directos, indirectos y cámaras de compensación. Los usuarios directos incluirían adquirentes bancarios y no bancarios, emisores bancarios y agregadores. Los indirectos serían los titulares de marca con tarjetas (como Visa o Mastercard), mientras que las cámaras de compensación serían empresas como E-Global y Prosa, encargadas del enrutamiento, compensación y liquidación bajo esta red.
En los últimos días, el plan, elaborado por una consultora contratada por la ABM, ha sido presentado a posibles accionistas con el objetivo de recibir cartas de intención de participación antes del 3 de mayo y poner en marcha el proyecto en los próximos ocho meses. Según el documento, los accionistas estarían compuestos por emisores bancarios (40%), adquirentes (30%), agregadores (15%) y emisores no bancarios (15%).
El modelo de gobierno de la RedM permitiría la representación e inclusión tanto de jugadores bancarios como no bancarios, con dos órganos principales de decisión: la Asamblea de Accionistas y el Consejo de Administración. Además, se establecería un director general responsable de coordinar las cinco áreas funcionales de la red.
Esta propuesta surge en un contexto de crecimiento significativo en los pagos con tarjeta, según datos del Banco de México, y en medio de críticas de la Cofece sobre barreras a la competencia en este mercado, incluyendo reglas entre los participantes actuales, obstáculos al acceso de nuevos jugadores y la copropiedad de bancos en las cámaras de compensación. Además, se produce en un momento en que Visa está en proceso de adquirir una participación mayoritaria en Prosa, una de las principales cámaras de compensación de pagos con tarjeta junto con E-Global.
Con información de El Economista | Nota original
