La calificadora internacional Moody’s ha señalado que la estrategia fiscal que presentará la próxima administración mexicana será determinante para la calificación crediticia del país. Actualmente, México cuenta con una calificación de “Baa2/perspectiva estable”, que ha mantenido desde julio de 2022. Sin embargo, Renzo Merino, analista soberano de Moody’s, advirtió que la perspectiva es pesimista debido a desafíos económicos y fiscales.
Merino explicó durante el seminario anual Moody’s Inside, México, que será complicado para el nuevo gobierno reducir el déficit fiscal en tres puntos del PIB el próximo año, especialmente con la desaceleración económica que enfrenta el país. El déficit actual es del 6% del PIB, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha recortado sus expectativas de crecimiento para México, estimando un 1.4% este año y 1.2% en 2025. Esta baja actividad económica afectará la generación de ingresos públicos, lo que podría empeorar la situación fiscal.
Otro tema crucial es la deuda de Pemex. Roxana Muñoz, analista de Moody’s para Pemex, destacó que el gobierno destinó alrededor de 9,000 millones de pesos anuales en apoyo a la petrolera durante el último sexenio. En ausencia de una reforma, esta cifra podría duplicarse en el futuro. Si el próximo gobierno absorbe la deuda de Pemex, ya sea a través de garantías o cambios legales, esto podría impactar negativamente la calificación soberana del país, llevando la deuda por encima del 50% del PIB.
Finalmente, Ariane Ortiz Bollin, vicepresidenta de Moody’s, mencionó que las elecciones en Estados Unidos y la posible victoria de Donald Trump podrían tener consecuencias para la economía mexicana. En particular, una política de tarifas a las exportaciones y restricciones migratorias podrían afectar la estabilidad económica y la calificación de México.
