26 de julio de 2024 9:29 pm
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OPINIÓN

Octubre de suspenso y terror: El club de las chicas muertas

El libro El club de las chicas muertas está embrujado con varios fantasmas. No sólo residen en él todos los que fueron inventados en esas sesiones nocturnas de risas y complicidad, sino que en él viven los sentimientos enterrados, el trauma olvidado, y el duelo eterno de haber perdido a la persona más importante de tu vida…

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Cecilia González Michalak

Cuando se es niño, las aficiones se vuelven gran parte de la vida de uno. Ya sean dinosaurios, planetas, superhéroes, perros o baile, parecería que la infancia sólo gira alrededor de eso. Para Heather, su mejor amiga Becca, Gia y Rachel, eran las historias de terror. Atraídas por lo macabro, cada reunión del club narraba una historia de un monstruo, un asesino serial o de un fantasma.

El personaje recurrente de estos relatos era la Mujer Roja, el fantasma de una bruja ejecutada por el patriarcado de una pequeña comunidad que temía las ideas advenedizas de que las mujeres actuasen independientes, tal como lo hacían los hombres. Para frenar sus transgresiones, se la detuvo, humilló y torturó hasta su muerte. Se dice que por sed de venganza se le ve rondando el pueblo, para perseguir y despachar a todos los que la condenaron, incluidas las mujeres que no la defendieron por miedo a sus maridos.

La obsesión por la Mujer Roja fue alimentada sobre todo por Becca, quien decía que la visitaba todas las noches para castigarla. Casi todas estaban convencidas de que era real, todas excepto Heather que sólo seguía la corriente porque se preocupaba de lo que estaba realmente ocurriendo con su mejor amiga. Cada semana se reunían en una casa abandonada para hacer rituales invocando a la bruja que poco a poco estaba controlando sus vidas… hasta que un día algo salió mal y Becca muere.

Treinta años pasaron, y el grupo de amigas se separó, continuando cada una con sus vidas después del fatal suceso. Heather se convirtió en terapeuta para niños con problemas, tratando de compensar todo lo que no pudo hacer por su mejor amiga en su momento. Tiene un novio, tiene una casa, tiene una carrera. Todo parece tranquilo hasta que recibe un extraño sobre con un collar que pertenecía a Becca. ¿Es un recuerdo?, ¿una invitación a reconectar?, ¿una advertencia?, ¿una amenaza?

El mundo de Heather se pone de cabeza. Hay alguien, vivo o muerto, que ha decidido acorsarla con el pasado. No puede confiar en nadie, ni siquiera para confesar lo que sucedió esa trágica noche. Sus nervios hacen que pierda toda proporción y comienza a exhibir una conducta errática y desesperada: la claridad se ha convertido en una casualidad, llevándola por una espiral descontrolada hacia el borde del colapso.

El libro El club de las chicas muertas está embrujado con varios fantasmas. No sólo residen en él todos los que fueron inventados en esas sesiones nocturnas de risas y complicidad, sino que en él viven los sentimientos enterrados, el trauma olvidado, y el duelo eterno de haber perdido a la persona más importante de tu vida. Los secretos, al igual que la Mujer Roja, serán parte central de la narrativa donde se busca encontrar la verdad y la reconciliación.

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