Arturo Damm Arnal
En lo que sigue tomo como referencia el tipo de cambio FIX. El 23 de marzo de 2020 el tipo de cambio peso-dólar alcanzó los 25.12 pesos, máximo histórico hasta hoy. Un año después, el 23 de marzo de 2021, alcanzó los 20.64 pesos, una apreciación del peso frente al dólar de 4.48 pesos, 17.83%. Transcurrido otro año, el 23 de marzo de 2022, alcanzó los 20.18 pesos, una apreciación de nuestra moneda frente a la estadounidense de 0.46 pesos, el 2.23%. Poco menos de un año después, el pasado viernes, el tipo de cambio fue de 18.01 pesos por dólar, lo cual dio como resultado una apreciación, con relación al 23 de marzo de 2022, de 2.17 pesos, el 10.75%.
Entre el máximo histórico del 23 de marzo de 2020, y el del pasado viernes, el tipo de cambio bajó 7.11 pesos, una apreciación de 28.30%. En lo que va del año la apreciación ha sido del 7.50%, 1.46 pesos, habiendo pasado de 19.47 a 18.01 pesos por dólar.
La apreciación del peso frente al dólar ha llevado a académicos, políticos, periodistas, empresarios, ¡y hasta economistas!, a hablar del superpeso, lo cual es un error, porque no hay que confundir un precio del dólar, en términos de pesos, relativamente barato, con un “superpeso”, que sería el caso si el peso ganara constantemente poder adquisitivo (si hubiera deflación por la que, con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, podría comprarse una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios), que no es el caso porque lo pierde sistemáticamente (hay inflación por lo que, con la misma cantidad de dinero, al paso del tiempo, se compra una menor cantidad de los mismos bienes y servicios).
En 2022 la inflación fue 7.91%. Entre 2019 y 2022, los primeros cuatro años de la 4T, se acumuló una inflación del 22.77%. De 2001 a 2022, los años transcurridos del siglo XXI, la inflación acumulada fue 161.82%. De enero 1970, año en el que se empezó a calcular la inflación con la metodología vigente, a enero de 2022, en México se acumuló una inflación de 1,051,762.59%.
Según el promedio de las 36 respuestas recibidas por el Banco de México en su encuesta de febrero a los economistas del sector privado, la inflación promedio anual entre 2024 y 2027 será 3.88% y 3.59% entre 2028 y 2031, por lo que el peso seguirá perdiendo poder adquisitivo y, lejos de ser un superpeso, seguirá siendo un bajopeso (utilizo bajo como antónimo de súper).
Además no hay que olvidar que el Banco de México tiene una meta de inflación del tres por ciento, más menos un punto porcentual de margen de error, meta contraria al superpeso, si por tal entendemos un peso que no sólo no pierda poder adquisitivo (inflación), sino que lo gane (deflación), tema por demás polémico, polémica que se termina si se distingue entre la buena y la mala deflación, siendo la buena la consecuencia, ceteris paribus, de un aumento en la oferta agregada, y la mala el resultado, también ceteris paribus, de una reducción en la demanda agregada.
Una cosa es un precio relativamente barato del dólar en términos de pesos y otra un superpeso, que lo sería si, en vez de inflación (pérdida del poder adquisitivo), hubiera deflación (ganancia), lo que no sucede, ni sucederá mientras el Banco de México tenga metas de inflación, tema que deberíamos discutir seriamente y que nadie discute ni de broma.