El huracán Beryl continúa su trayectoria destructiva a través del Caribe, alcanzando la categoría 4 y dejando a su paso siete víctimas mortales y daños considerables en países como Granada, San Vicente y las Granadinas, y Venezuela. Ahora, se dirige hacia Jamaica, donde se esperan condiciones extremas con vientos de hasta 230 km/h, según el último reporte del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos. La isla se encuentra en estado de alerta máxima, con los ciudadanos apresurándose a asegurar suministros y propiedades ante la inminente llegada del huracán.
El primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, ha declarado un toque de queda en toda la isla y ha hecho un llamado urgente a los ciudadanos para que sigan las órdenes de evacuación, especialmente aquellos en zonas de alto riesgo como áreas bajas o cercanas a ríos. Las medidas de precaución están en pleno efecto, incluyendo el aseguramiento de estructuras y la preparación de refugios para acoger a los evacuados. El Estadio Nacional de Kingston, por ejemplo, ha sido fortificado y preparado para enfrentar el impacto del huracán.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación, y agencias como Unicef ya están alertando sobre el impacto potencial de Beryl en millones de niños y adolescentes en la región. Además, expertos en clima advierten que la intensidad de esta tormenta tan temprano en la temporada de huracanes puede ser un indicador de los efectos del cambio climático, con temperaturas oceánicas más altas que lo normal que pueden estar contribuyendo a la formación de huracanes más poderosos y destructivos. A medida que Beryl se acerca a Jamaica, las autoridades y los ciudadanos se preparan para enfrentar uno de los huracanes más intensos en años recientes.
