Niels Rosas Valdez
La semana pasada tuvimos en México una noticia que parecía increíble, pero fue enteramente real: los senadores del Partido Acción Nacional (PAN) se reunieron con Santiago Abascal, líder del partido español Vox, y firmaron la Carta de Madrid. ¿Qué interpretaciones y análisis despierta este movimiento?
La reunión entre senadores panistas y Abascal resonó en todo el territorio nacional, ya sea con gusto o desagrado, pero fue de conocimiento de muchos. Del evento se pueden mencionar varios apuntes con su respectivo análisis. Aquí se presentarán cinco.
El primero es la firma del PAN de la Carta de Madrid. ¿Qué es? Se trata de un documento cuya intención primordial es generar un bloque para frenar el esparcimiento del comunismo. Resulta risible este acuerdo por varias razones. La principal es que, en realidad, el comunismo nunca ha existido. De acuerdo con Karl Marx, el comunismo es la evolución del socialismo, sistema que, en cambio, se ha intentado establecer en varios países, insatisfactoriamente.
Pero aunque al hablar de “comunismo” se refiera en realidad al socialismo, éste se encuentra establecido en un puñado de cinco países. ¿Qué amenaza de proliferación del socialismo puede existir si no sólo cinco es una cifra mínima en comparación a los casi 200 países existentes en el globo, además de que esa figura limitada se ha mantenido así por años? Una cosa es que un gobierno siga políticas “de izquierda”, y otra muy diferente es que un gobierno sea socialista.
Un segundo apunte dicta que la reunión y alianza gestada entre senadores panistas y el dirigente de Vox puedan ser interpretadas como una acción del PAN que permita abrir las puertas a la extrema derecha en el partido de derecha más sólido en México. De ser este el caso, en vez de continuar con la apertura democrática y el progresismo, el partido blanquiazul estaría ofreciendo obstáculos para la democracia.
Un tercer punto observa la situación política actual en el país. El gobierno en turno es de un partido de “izquierda”, mientras que el partido más importante de oposición, el PAN, es de derecha. Como va la situación, sería difícil arrebatarle el control del gobierno a Morena en la siguiente serie de elecciones en general, por lo que el partido blanquiazul (y los otros partidos de oposición) debería generar planes y aplicar estrategias que le permita quitarle votos al partido reinante y recibirlos.
Por ende, en vez de irse al extremo, una solución puede ser modificar la posición política del PAN de derecha tradicional a centro derecha, y así promover ideas y propuestas más cercanas a la izquierda tradicional, o a la centro izquierda, y ganar votantes menos radicales de Morena. Sabemos ahora que esto no lo hizo.
El cuarto apunte puede ser uno difícil de digerir, pero una posibilidad, así lo manifestaron varios políticos de derecha. La alianza del PAN con Vox puede ser usada para generar redes de políticos de derecha que busquen obtener dividendos y fundar un partido de extrema derecha en el país, como, según se mencionó, podría ser Vox México.
Todo esto nos lleva a la quinta anotación, y esa es que al final de cuentas, lo anterior coloca como el gran vencedor, y sin hacer nada, a López Obrador. Los varios puntos que se mencionan legitiman el discurso del mandatario entre liberales y conservadores en México. Desde luego, en varias ocasiones, este discurso se apega a la realidad, pero en otras, en muchas otras, está alejado de ella y funciona como un simple instrumento para crear una narrativa que sirva para dividir y polarizar al país entre buenos y malos, amigos y enemigos, y los suyos y el resto.
