Decía José Saramago que “Lo más curioso, para no decir lo más tristemente divertido, es que las instituciones democráticas son buscadas y queridas por organismos no democráticos” y hoy más que nunca lo creo.
El presidente Andrés Manuel plantea una reforma que modifica 18 artículos constitucionales y 7 transitorios con los que busca cambiar al actual Instituto Nacional Electoral (INE) por el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), recortar los consejeros electorales de 11 a 7 y propone que ahora tanto los consejeros como los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial sean electos por voto popular. También, con esta nueva reforma, estarían desapareciendo los institutos electorales estatales y todo quedaría centralizado en uno solo que se encargaría de las elecciones federales, estatales y municipales.
Otra forma clara en la que tienen planeado debilitar al INE es a través del presupuesto, pues como dice un famoso dicho en inglés, “put one´s money where one´s mouth is”, lo que básicamente se refiere a darle financiamiento (en este caso quitarle) a lo que dices que vas a hacer. Tal es el caso, que en el Proyecto [1]de Presupuesto de Egresos para el año 2023 se tiene prevista una reducción de más de 4 mil millones de pesos[2] para este organismo.
Esta reforma significa un peligro para México y nuestra democracia, pues implica un atentado contra la autonomía del INE que a la fecha es una de sus principales virtudes. Por otra parte, significa un retroceso en la lucha histórica de la democracia en nuestro país y un desconocimiento total de nuestra historia.
Tal vez en este punto te estés preguntando de quién es la responsabilidad de frenar este atropello a las instituciones. La respuesta es clara; de todas y todos. Las legisladoras y legisladores de oposición tienen la responsabilidad de votar en contra tanto de la reforma electoral como de los ajustes arbitrarios del Presupuesto de Egresos.
Por otro lado, las ciudadanas y ciudadanos debemos exigir a nuestras autoridades actuar con responsabilidad e integridad, así como manifestarnos de la forma que más nos sea conveniente; saliendo a marchar, a través de las redes sociales, informándonos, etc. No podemos dejar que nuestra democracia sea manipulada en torno al capricho y resentimiento de una persona.
Tal vez a Andrés Manuel se le olvida que gracias a la existencia de una institución que vigila y promueve los procesos democráticos de nuestro país, él es Presidente el día de hoy. Pero a nosotros no se nos debe olvidar que el INE es producto de una lucha por la defensa de nuestros derechos políticos y electorales, que salir a defenderlo es defender a México y defendernos a nosotros mismos.
Al Presidente se le olvida que puede “mandar al diablo” las veces que quiera a las instituciones pero que si las y los ciudadanos logramos organizarnos, somos más fuertes que cualquier intento de debilitarlas. Hoy más que nunca tenemos que estar unidos.
[1] Que probablemente para cuando esta columna sea publicada ya se haya aprobado.
[2] 4,475,501,178 pesos para ser exacta.
