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OPINIÓN

¿Cederá en tiempo?

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Niels Rosas Valdez

La semana pasada, la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos de América (EUA), o FBI por sus siglas en inglés, registró la casa en Mar-a-Lago, Florida, del expresidente Donald Trump. ¿Qué implicaciones tiene este hecho para la política estadounidense?

La administración de Trump fue turbulenta y problemática tanto para EUA, como para el globo. No fue un presidente como los anteriores. Su falta de institucionalidad en decisiones y prácticas cambió dramáticamente la forma en que el gobierno fue conducido hacia dentro y hacia afuera del país. Incluso su discurso populista no se quedó en simple discurso en muchos momentos, sino también llevó a las acciones algunas de sus declaraciones.

Una de ellas fue desestimar los mecanismos de la democracia, entre ellos, la justicia. Tomó por hecha su reelección como el mandamás de la política estadounidense y creyó que podía hacer lo que quisiera sin enfrentar las consecuencias. Un ejemplo de ello fue el conocido asalto al Capitolio en enero de 2021, evento en el que horas antes, aún como presidente, había incitado a sus seguidores a tomar acciones para que “no muriera la democracia”. Ese mismo día, en ese emblemático recinto, se iba a efectuar el conteo oficial de votos de los colegios electorales, culminando un proceso de la elección presidencial iniciada en noviembre de 2020 y haciendo oficial la victoria de Joe Biden frente a Trump.

La grave situación conllevó a que varios legisladores, incluso republicanos, declararan que la incitación de la violencia promovida por el entonces presidente debía ser investigada. La Cámara de los Representantes, liderada por Nancy Pelosi, intentó generar otro impeachment hacia el mandatario republicano. Aunque tuvo mucho más apoyo que el anterior, finalmente se fue diluyendo y con el cambio de inquilino en la Casa Blanca, la moción se transformó en una investigación masiva contra Trump, llevándonos a la actualidad.

La investigación del gobierno de Biden hacia Trump ha sido conducida por varios caminos con el ánimo señalado de llegar a la justicia. Sin embargo, también es evidente que el republicano es un agente político muy poderoso que es seguido por muchas personas que podrían votar por él en las siguientes elecciones presidenciales si aparece en la boleta. Su victoria podría no sólo regresar a EUA al escenario que vimos por cuatro años, sino a uno peor, puesto que es previsible que la política trumpista sea más agresiva que antes, además de vengativa hacia sus rivales políticos, antiliberal en cuestiones de cooperación, derechos humanos y protección a grupos vulnerables, y, por si fuera poco, denostaría a las instituciones. Es claro que los demócratas quieren sacarlo de la jugada a través de mecanismos legales que impedirían al expresidente volver a poner pie en la política.

Utilizar los mecanismos del estado para atacar a una persona es incorrecto, por decir lo menos, pero si en este caso hay razón para creer que Trump cometió delitos, se debe realizar la investigación pertinente. En este contexto, podemos estar de acuerdo de que el registro de la casa del republicano por parte del FBI marca un escalamiento significativo de la investigación que la administración de Biden ha realizado del exmandatario.

No se puede saber mucho de lo que se encontró en la casa de Trump, puesto que si el gobierno hace pública esa información, el debido proceso no se seguiría. Sin embargo, varios reportes sugieren que ha cobrado más fuerza la serie de delitos que se le imputan al republicano, entre los que destacan espionaje, obstrucción de la justicia y destrucción de documentos federales. De ser validados estos delitos, las penas son muy severas y eso es algo que desde luego Trump no puede tomarse el lujo de recibirlas. Esto supone dos caminos: llegar hasta las últimas consecuencias con la investigación, o bien, disuadir al expresidente de perseguir la carrera política al menos de cara a 2024 a cambio disolver la indagación en curso. Hay que recordar que es probable que con los recursos del estado, y con la premisa de que Trump es el enemigo número uno de los demócratas, la investigación pueda encontrar una o varias felonías efectuadas por el republicano. Consecuentemente, la pregunta es: ¿cederá en tiempo?

Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx

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