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OPINIÓN

Más allá de la represión iraní

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Niels Rosas Valdez

A mediados de septiembre, una joven de 22 años de edad de nombre Mahsa Amini fue declarada muerta por las autoridades iraníes. La situación ha provocado una serie de protestas sociales severas que han transformado el panorama de la República Islámica del Irán en las últimas semanas. ¿Qué impacto ha traído y podría gestionar para el país del Medio Oriente?

La situación en Irán es cada vez más delicada tanto para la población, como para el gobierno. Tras la muerte de Amini el 16 de septiembre, oleadas y oleadas de manifestaciones han inundado las calles de Teherán y de otras ciudades clave del país. Mientras que las autoridades han declarado que la joven iraní de ascendencia kurda falleció por complicaciones de salud, la sociedad está convencida de que murió por lesiones provocadas por la brutalidad policiaca que recibió al ser arrestada días antes por la “policía de la moral”.

Ésta es un grupo de las fuerzas de seguridad iraníes cuya función es detectar a personas que no siguen los códigos de comportamiento y vestimenta dictados por la sharía o ley islámica, que es la base de las leyes en Irán y en otros países musulmanes. Esta policía opera contra hombres y mujeres, sin embargo, desde su origen ha sido evidente que presta una mayor atención y un sesgo contra las féminas, haciéndolas más vulnerables en las calles del país.

De acuerdo con los reportes basados en testimonios y evidencia en fotos y videos, Amini fue arrestada por no vestir apropiadamente. Fue entonces gravemente golpeada y llevada a un centro de detención donde las mujeres reciben “pláticas en torno al velo y los valores islámicos”. Sin embargo, la joven recibió más lesiones y luego de perder la consciencia, fue trasladada a un hospital en donde un par de días después falleció.

La muerte de Amini es vista por la población iraní como un asesinato del Estado. Es otra víctima de la policía de la moral y del sistema autoritario y opresor de Irán. Por ello, muchas mujeres han salido a protestar fuertemente como no se había visto antes. Envueltos en un hartazgo acumulado, también hombres se han manifestado en contra de la represión que el gobierno dirige a la sociedad.

Niñas se quitan el velo islámico en las escuelas, mujeres se cortan el cabello en la calle en señal de protesta y estudiantes rechazan el sistema represivo que tanto daño ha hecho a la población iraní, particularmente hacia las féminas. Tan severa ha sido la reacción de la sociedad y tan elevado el número de personas que han salido a protestar, que no es sorpresa que la represión haya sido la respuesta del Estado confesionario de Irán.

Ahora las comunicaciones han sido ampliamente limitadas por parte del gobierno, por lo que el contacto con el exterior es reducido, pero se sabe que la cifra de muertes derivadas de las protestas ronda las dos centenas y la cantidad de personas detenidas y llevadas a la prisión Evin, conocida por albergar a disidentes del régimen y presos políticos, supera las 1200. En este entorno, varios países han condenado la represión del Estado iraní e incluso han impuesto nuevas sanciones al gobierno y a muchos funcionarios.

La presión doméstica e internacional al gobierno de Irán es muy elevada en el marco de las protestas y la represión que ha efectuado hacia su población. Mujeres y hombres iraníes se ven convencidos de sus denuncias y agravios, y no se muestran temerosos de la retaliación del Estado. Se aprecia entonces una convicción sólida que alimenta las manifestaciones y permite ver esperanza en el movimiento para un cambio significativo en la nación islámica.

Las protestas por el asesinato de Amini van más allá de la brutalidad policiaca y la represión del Estado. Las manifestaciones de la población van encaminadas a una transformación sustancial del sistema iraní, por lo que necesariamente implicaría una modificación de la aplicación de la ley islámica. Por ende, el movimiento de la sociedad retaría a la misma existencia de la República Islámica del Irán, por lo que el cambio que se busca se estima complicado en el futuro cercano; sin embargo, se está gestando poco a poco en las calles a través de los puños en alto, del grito de las denuncias y del apoyo dentro y fuera del país.

Artículo originalmente publicado en www.lalupa.mx

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