Por Jorge Molina Larrondo
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Este lunes 27, el presidente Biden anunció un programa que incluye 30 medidas para fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro en Estados Unidos y prevenir otra crisis para la economía estadounidense como la que ocasionaron las medidas tomadas por el gobierno de Xi Jinping para controlar la pandemia entre 2020 y 2021. Las medidas aplicadas entonces por el gobierno chino propiciaron disrupciones a las cadenas productivas en todo el mundo que contribuyeron al desabasto de muchos productos y que a su vez contribuyeron al aumento en la inflación que todavía seguimos padeciendo.
El objetivo principal de este programa es fomentar la producción en territorio estadounidense de diversos productos y medicamentos que se consideran esenciales para la población y evitar que la inflación vuelva a repuntar, sobre todo que estamos a dos meses del inicio de las elecciones primarias. De esta manera, el gobierno de Biden quiere enviar dos mensajes de cara a las elecciones del 2024: la creación de empleos y el control de precios, dos temas que afectan directamente a los bolsillos de los votantes que le siguen criticando por su edad.
Las medidas anunciadas incluyen mejorar el acceso a los minerales estratégicos conocidos como tierras raras, que son indispensables para la producción de vehículos eléctricos, uno de los principales elementos en los planes del gobierno de Biden para realizar la transición hacia una economía menos dependiente de combustibles fósiles en los próximos 20 años. Además, se creará una oficina para coordinar y mejorar la interconectividad en el transporte en Estados Unidos y facilitar el transporte de insumos y productos terminados, buscando reducir las demoras y los costos de producción.
El éxito de varias de las medidas anunciadas dependerá de la coordinación con otros gobiernos, como la Unión Europea, Japón, Australia, Corea del Sur y Canadá, quienes colaboran con Estados Unidos en varios grupos de trabajo creados para identificar y atacar posibles disrupciones en las cadenas de suministros. Al inicio de este año, los líderes de Canadá, Estados Unidos y México crearon un comité -dentro del marco del TMEC- para trabajar en condiciones de emergencia que pudieran generar las disrupciones a las cadenas de suministro de la región y minimizar las afectaciones a la industria.
De esta manera, Biden también manda el mensaje de que, en los próximos años, el crecimiento de las exportaciones a Estados Unidos de sus principales socios comerciales dependerá en buena medida del grado de integración que tengan los productores internacionales con las cadenas productivas estadounidenses. En este caso, el mejor ejemplo es la industria automotriz que no sólo es el sector exportador más importante de la economía mexicana, sino también uno de los tres sectores de la industria mexicana mejor integrados a la economía de Estados Unidos, junto con el acerero y el textil. De acuerdo a los datos publicados por el INEGI, las exportaciones automotrices crecieron en octubre 20.9% a tasa anual, 4.1% respecto a septiembre del 2023 y representaron el 33% del total de manufacturas exportadas por nuestro país el mes pasado.
Las medidas anunciadas este lunes se agregan a otras publicadas por el gobierno de Biden que buscan evitar que los capitales estadounidenses, y de otros países, ayuden al desarrollo tecnológico de China, quien a su vez ha reaccionado restringiendo las exportaciones de minerales estratégicos. La salida de empresas de territorio chino a causa de la pandemia del Covid, que ha contribuido a la caída en la producción y del PIB de ese país, ha llevado al gobierno de Xi Jinping a tomar medidas para retener a las empresas en su territorio y atraer nuevas.
Sin embargo, lo que resulta inevitable, es que el entorno de producción, comercio e inversión de las próximas dos décadas será nuevamente uno de grandes bloques, encabezados por Estados Unidos, China y la Unión Europea. Cada país tendrá que elegir uno y será muy difícil trabajar con Estados Unidos y China a la vez.
